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Papa Francisco pide respetar la ley: “Dictaduras nacen y crecen sin el derecho”

POPE AUDIENCE
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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 21/02/20
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“La pena canónica tiene siempre un significado pastoral y persigue no sólo una función de respeto de la ley, sino también de reparación”.

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“Hoy en día vemos en este contexto de la guerra mundial en pedazos, vemos la falta de ley, siempre. Las dictaduras nacen y crecen sin derecho. En la Iglesia esto no puede suceder”, expresó el papa Francisco durante la audiencia a los participantes de la Plenaria del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos este viernes viernes 21 de febrero de 2020. 

El Pontífice sostiene que “evitando soluciones arbitrarias, la ley se convierte en un baluarte válido en defensa de los últimos y de los pobres, un escudo protector para aquellos que corren el riesgo de ser víctimas de los poderosos”.

En su discurso, anotó que el Obispo “debe ser cada vez más consciente de que en su Iglesia, de la que se hace pastor y cabeza, es también juez entre los fieles que le han sido confiados. Pero el papel de juez siempre tiene una impronta pastoral”. 

Ante el escándalo, la restauración de la justicia

Francisco insistió en lo que prescribe el actual Código de derecho canónico, cuando “no ha sido posible obtener una reparación suficiente del escándalo”. Entonces, se insiste en “la restauración de la justicia, la enmienda del infractor”. 

Lo cual conlleva al “procedimiento judicial o administrativo”, que sirve, constató, para infligir o declarar las penas adecuadas”.

De ello, añadió, “se deduce que la sanción penal es siempre la relación extrema, el remedio extremo al que se debe recurrir, cuando todas las demás formas posibles de lograr el cumplimiento de la reglamentación han resultado ineficaces”. 

La pena y su significado pastoral

El Papa, afirma que “la pena canónica tiene siempre un significado pastoral y persigue no sólo una función de respeto de la ley, sino también de reparación y sobre todo de bien del propio culpable. 

El objetivo de la reparación es restablecer, en la medida de lo posible, las condiciones que precedieron a la violación que perturbaron la comunión.

Cada crimen, de hecho, afecta a toda la Iglesia, cuya comunión ha sido violada por aquellos que la atacaron deliberadamente con su propio comportamiento”, afirmó. 

Pues, el objetivo de la ley es la recuperación del individuo “subraya que el castigo canónico no es un instrumento meramente coercitivo, sino que tiene un carácter marcadamente medicinal”. 

El derecho es una condición del amor“.

En última instancia, abundó el Papa, “representa un medio positivo para la realización del Reino, para reconstruir la justicia en la comunidad de los fieles, llamados a la santificación personal y común”. 

Francisco citó a Benedicto XVI – que insistía en su carta a los Seminaristas, “pero válida para todos los fieles” – , sobre la oportuna necesidad de “amar el derecho canónico en su necesidad intrínseca y en las formas de su aplicación práctica: una sociedad sin derecho sería una sociedad sin derechos”. 

Por tanto, sostuvo, “dar a conocer y aplicar las leyes de la Iglesia no es un obstáculo para la presunta “eficacia” pastoral de quienes quieren resolver los problemas sin el derecho, sino una garantía de la búsqueda de soluciones no arbitrarias, sino verdaderamente justas y, por tanto, verdaderamente pastorales”, afirmó. 

El Papa: “yo también debo ser juez”

En el discurso con motivo de la conclusión de la sesión plenaria sobre el tema “Sanciones en la Iglesia” (Libro VI del Código de Derecho Canónico), el Pontífice remarcó la labor del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos en la asistencia a la función legislativa del “Sumo Pontífice”. 

Es decir, “legislador universal, en la correcta interpretación de las leyes promulgadas por él, en la asistencia a otros Dicasterios en materia de derecho canónico y en la supervisión de la legitimidad de los textos normativos promulgados por los legisladores bajo la suprema autoridad”.

Al final, les instó a continuar con tenacidad en esta tarea. “Rezo por esto y los bendigo a todos ustedes y a su trabajo. Y por favor no olvides rezar por mí, porque yo también debo ser juez. Gracias”. 

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