Mensaje del Pontífice con ocasión del Congreso en Madrid, «Pueblo de Dios en salida»: “La Palabra viva de Dios necesita ser predicada con pasión y alegría a través del testimonio cristiano para poder derrumbar hasta los muros más altos que aíslan y excluyen”. El papa Francisco afirmó que es la hora de los laicos en la Iglesia para llevar el testimonio cristiano en la sociedad. Lo dijo a los participantes del Congreso Nacional de Laicos que tiene lugar en Madrid (España) del 14 al 16 de febrero, con el tema: “Pueblo de Dios en salida”.
“Es la hora de ustedes, de hombres y mujeres comprometidos en el mundo de la cultura, de la política, de la industria… que con su modo de vivir sean capaces de llevar la novedad y la alegría del Evangelio allá donde estén”, se lee en el mensaje enviado a través del cardenal Ricardo Blázquez Pérez, Presidente de la Conferencia Episcopal Española.
Francisco animó a los laicos “a que vivan su propia vocación inmersos en el mundo, escuchando, con Dios y con la Iglesia, los latidos de sus contemporáneos, del pueblo”, así también se dirigió al cardenal Carlos Osoro Sierra, Arzobispo de Madrid, y a “todos los hermanos obispos, sacerdotes, religiosos”.
Laicos clericalizados
En su discurso, de manera particular, dirigiéndose a los fieles laicos, les pidió “por favor, que eviten a toda costa las “tentaciones” del laico dentro de la Iglesia, que pueden ser: el clericalismo, que es una plaga y los encierra en la sacristía, como también la competitividad y el carrerismo eclesial, la rigidez y la negatividad…, que asfixian lo específico de su llamada a la santidad en el mundo actual”.
Por lo tanto, subrayó, “no tengan miedo de patear las calles, de entrar en cada rincón de la sociedad, de llegar hasta los límites de la ciudad, de tocar las heridas de nuestra gente… esta es la Iglesia de Dios”, afirmó.
Sin juzgar a los demás
El Papa que ha publicado recientemente la Exhortación Apostólica, Querida Amazonia, en la que exhorta a que haya más espacio para los fieles laicos y a las mujeres, insistió, en esta ocasión, por una Iglesia que “se arremanga para salir al encuentro del otro, sin juzgarlo, sin condenarlo, sino tendiéndole la mano, para sostenerlo, animarlo o, simplemente, para acompañarlo en su vida”.
El Obispo de Roma insistió además en la “libertad interior” capaz de dejarse tocar por la realidad de nuestro tiempo y tener la valentía de salir a su encuentro.
“El mandato misionero es siempre actual y vuelve a nosotros con la fuerza de siempre, para hacer resonar la voz siempre nueva del Evangelio en este mundo en el que vivimos, particularmente en esta vieja Europa, en la que la Buena Noticia se ve sofocada por tantas voces de muerte y desesperación”.
No somos una agrupación más, ni una ONG
Asimismo, consideró significativo que el Congreso haya iniciado hoy, en el día que la Iglesia hace memoria de los santos Cirilo y Metodio, patronos de Europa. “Esto nos enseña —como afirma el lema del Congreso— que somos Pueblo de Dios, invitados a vivir la fe, no de forma individual ni aislada, sino en la comunidad, como pueblo amado y querido por Dios”.
Pues, sostuvo, “no somos una agrupación más, ni una ONG, sino la familia de Dios convocada en torno a un mismo Señor. Recordar esto nos lleva a profundizar cada día nuestra fe: un don que se vive en la acción litúrgica, en la oración común de toda la Iglesia y que debe ser anunciado”.
“Que el mandato del Señor resuene siempre en ustedes: «Vayan y prediquen el Evangelio» (Mt 28,19)”, expresó, al mismo tiempo que animó a los laicos “en su tarea y compromiso”. “Y, por favor, les pido que recen por mí. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Fraternalmente”, concluyó.