“Aunque sentimos que ya es tarde nos llamas a salvar lo que todavía vive”, recita un pasaje de la oración final que cierra la exhortación apostólica “Querida Amazonia”Francisco, el primer papa latinoamericano, ha compartido sus sueños para la Amazonia, que -dijo- es tierra de todos. Así alienta a avanzar en caminos concretos que permitan transformar la realidad de la Amazonia y liberarla de los males que la aquejan.
Francisco concluyó la exhortación apostólica Querida Amazonia con una oración a la Madre de la Amazonia (111). “Madre, mira a los pobres de la Amazonia”, recita un pasaje de su oración, “porque su hogar está siendo destruido por intereses mezquinos (…) Toca la sensibilidad de los poderosos, porque aunque sentimos que ya es tarde nos llamas a salvar lo que todavía vive”.
En este sentido, el Papa instó a los fieles a levantar la mirada a María. “La Madre que Cristo nos dejó, aunque es la única Madre de todos, se manifiesta en la Amazonia de distintas maneras. Sabemos que «los indígenas se encuentran vitalmente con Jesucristo por muchas vías; pero el camino mariano ha contribuido más a este encuentro».[145]”, remarcó.
Así, indicó que después de la experiencia de dos años de preparación del Sínodo amazónico y luego de la realización de la cita sinodal, ahora es bueno “culminar esta Exhortación” dirigiéndose a la Virgen María:
Madre de la vida, en tu seno materno se fue formando Jesús, que es el Señor de todo lo que existe. Resucitado, Él te transformó con su luz y te hizo reina de toda la creación.
Por eso te pedimos que reines, María, en el corazón palpitante de la Amazonia.
Muéstrate como madre de todas las creaturas, en la belleza de las flores, de los ríos,
del gran río que la atraviesa y de todo lo que vibra en sus selvas.
Cuida con tu cariño esa explosión de hermosura.
Pide a Jesús que derrame todo su amor
en los hombres y en las mujeres que allí habitan, para que sepan admirarla y cuidarla.
Haz nacer a tu hijo en sus corazones
para que Él brille en la Amazonia,
en sus pueblos y en sus culturas,
con la luz de su Palabra, con el consuelo de su amor, con su mensaje de fraternidad y de justicia.
Que en cada Eucaristía
se eleve también tanta maravilla para la gloria del Padre.
Madre, mira a los pobres de la Amazonia, porque su hogar está siendo destruido por intereses mezquinos.
¡Cuánto dolor y cuánta miseria, cuánto abandono y cuánto atropello en esta tierra bendita,
desbordante de vida!
Toca la sensibilidad de los poderosos porque aunque sentimos que ya es tarde nos llamas a salvar
lo que todavía vive.
Madre del corazón traspasado
que sufres en tus hijos ultrajados
y en la naturaleza herida,
reina tú en la Amazonia
junto con tu hijo.
Reina para que nadie más se sienta dueño de la obra de Dios.
En ti confiamos, Madre de la vida, no nos abandones
en esta hora oscura.
Amén.