Contra todo pronóstico, el jugador de baloncesto y su esposa, de ascendencia mexicana, construyeron una familia numerosa y sortearon graves dificultades.No era un secreto que Kobe Bryant fuera un hombre familiar, al que su esposa y sus cuatro hijas le hacían sonreír de oreja a oreja. Vanessa Bryant, la mujer con la que llevaba 19 años casado, fue el baluarte del clan. La “mamacita”, como él la llamaba a veces haciendo honor a las raíces mexicanas de su esposa. Él aprendió español por ella.
Un flechazo
Kobe Bryant conoció a Vanessa cuando él tenía 20 años y ella tan solo 17. La muchacha estudiaba secundaria y hacía sus pinitos como bailarina. Él era ya un brillante jugador de los Lakers.
Vanessa quería emprender carrera como modelo y actuaba en coreografías de vídeoclips. Cuando estaba trabajando en la grabación del vídeo musical de Tha Eastsidaz de G’d Up, coincidió en los estudios con Kobe, quien estaba interesado en grabar un disco que nunca llegaría a producirse.
Ambos católicos
Vanessa entró en la vida de Kobe como un rayo y él vio claramente que era la mujer de su vida. Ella era de carácter latino, fuerte, arraigada en la familia y con raíces fuertemente católicas, que también él tenía.
Pero el comienzo no fue fácil. Kobe Bryant -hijo del exjugador de la NBA Joe Bryant– era ya en esos momentos famoso y se le auguraba una trayectoria que le haría millonario. La familia de Kobe no vio con buenos ojos aquella relación y rechazó de plano el noviazgo y los proyectos de boda, tal vez creyendo que ella era una cazafortunas.
No la querían, según se explicó en aquel momento, por no ser afroamericana y por ser tan joven. Esto hizo que Kobe estuviera dispuesto a romper con su familia durante dos años, por amor a Vanessa.
Casados por la Iglesia a los 6 meses
Sin embargo, contra viento y marea, Kobe Bryant y Vanessa Cornejo Urbieta (que cambió su apellido por el de Laine, segundo marido de su madre), decidieron casarse por la Iglesia católica. A los seis meses de conocerse, en 2001, cuando ella cumplió la mayoría de edad, se dieron el sí en la capilla de Saint Edwards, en Dana Point, una localidad de California.
Sin acuerdo prematrimonial
Ni Kobe ni Vanessa quisieron firmar uno de esos acuerdos prematrimoniales en los que los famosos se blindan para que en caso de divorcio queden claros los destinos de la fortuna del famoso. El límite, para Kobe, lo había puesto ante el altar: “hasta que la muerte nos separe”.
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Pérdida de un hijo y nacimiento de Gianna
En 2003 nació Natalia Diamond, su primera hija. En 2005, Vanessa sufrió un aborto por embarazo ectópico, pero a finales de ese mismo año, nacería su segunda hija, Gianna María Onore, quien iba a ser el “ojito derecho” de su padre, ya que parecía tener en los genes el mismo don para el baloncesto. “Gigi” se preparaba para la carrera profesional y tenía su propio equipo, Los Angeles Lady Mamba, auspiciado hasta ahora por Kobe.
Precisamente el pasado domingo Kobe y Gianna “Gigi” fallecían juntos en el accidente de helicóptero, cuando iban con otras 7 personas a un partido de baloncesto de la Mamba Academy, un proyecto en el que Kobe, ya retirado del baloncesto profesional, extendía la pasión por el baloncesto por Estados Unidos entre los más pequeños y los adolescentes.
Una promesa que el matrimonio llevaba a rajatabla
La mañana del domingo, también cumplía Kobe otra voluntad de Vanessa: el matrimonio había acordado no subirse nunca juntos a un helicóptero “por lo que pudiera pasar”. Eran conscientes de que tenían una familia y velaban por sus hijas por encima de todo lo demás.
El domingo, la misa lo primero
Kobe y Gianna, antes de subirse al helicóptero, se dieron el madrugón para llegar a la misa dominical de las 7.00 de la mañana en la catedral de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, en Newport Beach. Rezaron juntos en la Eucaristía, comulgaron y este será el consuelo de Vanessa a la hora de pensar que Kobe “tenía las maletas hechas” para emprender el viaje a la otra vida. A los 41 años de él y los 37 de ella.
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Para Vanessa y Kobe Bryant, la vida no fue siempre de color de rosa. Kobe tenía fama de mujeriego y en 2003, mientras se recuperaba de una operación de rodilla, fue acusado por una joven de agresión sexual que trabajaba en un motel de Colorado.
Pidió perdón públicamente
El matrimonio estuvo a punto de saltar en pedazos, pero Kobe reconoció que había cometido adulterio, que había sido infiel a su esposa y pidió perdón públicamente por ello.
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En cuanto a la presunta violación, Kobe pidió perdón a la joven y aseguró que él creía haber mantenido la relación sexual con la chica de manera consentida por ambos. Ella decidió no acudir a declarar ante el juez finalmente y la causa quedó cerrada el 1 de septiembre de 2004, cuando la fiscalía retiró los cargos.
En aquellos momentos, Vanessa mostró más fortaleza que nunca. Perdonó a su marido y le dio respaldo en público para que todos supiesen que iban a estar unidos.
Separación temporal
Sin embargo, en 2012 el matrimonio sufrió una fuerte crisis y se separaron temporalmente. De nuevo el perdón y el amor cerraron la herida e hicieron que Vanessa y Kobe volvieran a estar juntos y más unidos que antes.
En 2016 nació la tercera hija de la pareja, Bianka Bella y el año pasado, Vanessa y Kobe anunciaban el nacimiento de Capri Kobe, la cuarta niña.
Hace dos años, de nuevo otra crisis matrimonial hizo esta vez que Vanessa presentara una solicitud de divorcio. Una vez más, la pareja sorteó la crisis y volvió a permanecer unida.
Sus cuatro “princesas” y su reina
Para Kobe Bryant, siempre sus hijas eran sus “princesas”. Le tenían enamorado y se les veía muy felices en todo lo que el exjugador de baloncesto iba mostrando en las redes sociales.
Las palabras más tiernas y profundas eran siempre para Vanessa. El pasado 20 de noviembre, cuando se cumplían 20 años del día en que Kobe conoció a Vanessa, este escribió en su perfil de Instagram:
“En este día, hace 20 años, conocí a mi mejor amiga, mi reina Vanessa. Decidí llevarla a una cita en Disneyland esta noche para celebrar al estilo de la vieja escuela (antes de las cuatro princesas). Te amo mi mamacita por siempre”. Esas palabras resonarán en el corazón de Vanessa como broche a la vida de un matrimonio lleno de amor y perdón.
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