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Papa Francisco: “No me canso de condenar enérgicamente el antisemitismo”

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 20/01/20
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Invita a escuchar el grito de la humanidad que sufre, a una semana del 75º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-BirkenauNo me canso de condenar enérgicamente todas las formas de antisemitismo”, dijo hoy Papa Francisco durante una audiencia en el Vaticano a los miembros del Centro Simon Wiesenthal, institución activa en todo el mundo con el objetivo de “luchar” contra cada forma de antisemitismo, racismo y odio a las minorías. 

“Dentro de una semana, el 27 de enero, se conmemorará el 75º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Allí, en el 2016, me detuve para interiorizar, para rezar en silencio”, recordó Francisco este lunes 20 de enero de 2020. 

Es muy importante educar en la tolerancia y la comprensión mutua, la libertad de religión y la promoción de la paz social. Ustedes contribuyen de manera especial a mantener vivo el recuerdo del Holocausto”. 

Francisco aseguró que el Centro Simon Wiesenthal y la Santa Sede tienen relaciones desde hace muchos años y viven en común el deseo de “hacer del mundo un lugar mejor con respeto a la dignidad humana, una dignidad que pertenece a todos por igual, independientemente del origen, la religión o la condición social”, aseveró.

Escuchar el grito de la humanidad que sufre

“Hoy en día, absorbidos por el torbellino de las cosas, nos resulta difícil detenernos, mirar dentro de nosotros mismos, callarnos para escuchar el grito de la humanidad que sufre. 

El consumismo de hoy también es verbal: cuántas palabras inútiles, cuánto tiempo perdido en impugnar y acusar, cuántas ofensas gritadas, sin cuidar lo que se dice. 

El silencio, por el contrario, ayuda a preservar la memoria. Si perdemos la memoria, aniquilamos el futuro”, añadió.

Aniversario del Holocausto 

“El aniversario de la indecible crueldad que la humanidad descubrió hace setenta y cinco años es un llamado a detenerse, a permanecer en silencio y hacer memoria. Lo necesitamos para no acabar siendo indiferentes, afirmó.

Francisco se preocupa por el aumento, en muchas partes del mundo, “de una indiferencia egoísta, de modo que sólo lo que nos conviene es de interés para nosotros mismos: la vida está bien si me conviene y cuando algo está mal, se desata la ira y la maldad”. 

El odio y el populismo hoy

Así, indica, se prepara “un terreno fértil para los particularismos y populismos que vemos a nuestro alrededor. El odio crece rápidamente en estos terrenos. 

Aún recientemente hemos sido testigos del bárbaro surgimiento del antisemitismo.  No me canso de condenar enérgicamente todas las formas de antisemitismo. 

Sin embargo, para abordar la raíz del problema, también debemos comprometernos a arar la tierra en la que crece el odio, sembrando la paz”. 

Es a través de la integración, la búsqueda y la comprensión del otro que salvaguardamos más a nosotros mismos.

Por eso es urgente reintegrar a los marginados, tender la mano a quien está lejos, apoyar a los que están descartados por falta de medios y dinero, ayudar a los que son víctimas de la intolerancia y la discriminación”, expresó el Papa.

Judíos y cristianos patrimonio espiritual común 

El Obispo de Roma sostuvo que la Declaración Nostra Aetate (cf. n. 4) representa para “judíos y cristianos”, la memoria de que “tenemos un rico patrimonio espiritual común que debemos descubrir cada vez más para ponerlo al servicio de todos”. 

“Siento que, especialmente hoy, estamos llamados, ante todo, a este servicio: no a distanciarnos y excluirnos, sino a hacernos cercanos e incluirnos; no a favorecer soluciones de fuerza, sino a iniciar caminos de proximidad”. 

¿Si no lo hacemos nosotros que creemos en Aquel que, desde lo alto del cielo, se ha acordado de nosotros y se ha tomado en serio nuestras debilidades, quién lo hará? 

Cultivaremos el terreno de la fraternidad

Francisco citó las palabras del libro del Éxodo: “Oyó Dios sus lamentos, y se acordó de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció” (2, 24-25). 

Por último, invitó a recordar también el pasado y tomarse a pecho las condiciones de los que sufren: “así cultivaremos el terreno de la fraternidad”. 

“Queridos amigos, les agradezco su compromiso en este sentido y les animo a intensificar nuestra colaboración en defensa de los más débiles. Que el Altísimo nos ayude a respetarnos y amarnos cada vez más, y a hacer de la tierra un lugar mejor, sembrando la paz. ¡Shalom!”, concluyó. 

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