La imagen de san Antonio de Padua está presente en muchísimas iglesias del mundo; y junto a él, un cepillo que lleva el nombre de "Pan de san Antonio". ¿Qué es y para qué sirve?
La obra del pan de san Antonio es tal vez la más antigua obra caritativa de la Iglesia católica de las que hoy existen, y una de las más importantes instituciones sociales no gubernativas del mundo.
Se remonta al siglo XIII, según la tradición franciscana. San Antonio de Padua fue un santo muy milagroso, ya en vida, que tuvo un amor muy grande a los pobres que acudían a él pidiéndole pan. Por eso, en no pocas imágenes de san Antonio de Padua aparece con el Niño Jesús en los brazos, un libro y un panecillo.
Un predicador generoso y entregado a los pobres

El santo vivió en el siglo XIII. Fue un gran predicador y muy generoso con los pobres y los necesitados y con los que sufrían injusticias frente a los poderosos de su tiempo.
Un día, se presentaron ante san Antonio un grupo de pobres que no tenían para comer. Él se fue a la cocina de los frailes, cogió todo el pan y se lo dio a los pobres. Al llegar los frailes vieron que los cestos de pan estaban vacíos y pidieron a san Antonio explicaciones. El santo les dijo que miraran bien en los cestos. Fueron y estaban llenos de pan.
San Antonio de Padua vivió tan entregado a los pobres y tan lleno de sabiduría cuando predicaba, que muchos le daban por santo en vida. Prueba de ello es que Antonio fue canonizado en menos tiempo: solo pasaron once meses desde su muerte (el 13 de junio de 1231) hasta su canonización (30 de mayo de 1232).
El origen del Pan de los pobres
Años después de la canonización, cuenta una leyenda franciscana que, cerca de Padua, a una madre que estaba trabajando en el campo se le cayó su hijo en una cisterna. Cuando lo recobró, estaba muerto, ahogado. La madre fue corriendo ante el altar de san Antonio para pedirle encarecidamente que devolviera la vida a su hijo y prometió dar a los pobres una cantidad de trigo igual al peso del niño. Al final de su súplica, el niño fue reanimándose hasta volver a la normalidad.
La mujer tomó el trigo, lo amasó y distribuyó el pan entre los pobres. Por eso, al principio, la obra del pan de san Antonio, se le llamó "Peso de los niños", después se le llamó "Pan de los pobres" y finalmente "Pan de san Antonio".
El día de la festividad del santo, al finalizar la Misa en las iglesias dedicadas al él, se distribuyen entre los fieles panecillos en recuerdo del "Pan de San Antonio".

Si bien al principio la obra de San Antonio consistía en dar pan para los pobres, después resultó más práctico dar monedas, porque el pan podía estropearse. Las limosnas a san Antonio también sirven hoy para ayudas a las familias de los migrantes que carecen de vivienda, pago de alquileres retrasados, lucha contra el alcoholismo y la droga, aportaciones económicas para las naciones necesitadas, asilos para ancianos, centros, educación de migrantes, y diferentes necesidades.
¿El santo más milagro?
San Antonio hoy sigue haciendo favores a quien se acerca a él con humildad de corazón.


