¡Feliz Navidad! Mensaje del Pontífice y Bendición “Urbi et Orbi”: “Que el pequeño Niño de Belén sea esperanza para todo el continente americano, donde diversas naciones están pasando un período de agitaciones sociales y políticas”. Un recuerdo dirigido a Colombia, Chile y Venezuela, entre otras naciones del hemisferio.“Hay tinieblas en los conflictos económicos, geopolíticos y ecológicos, pero más grande es la luz de Cristo”, expresó el papa Francisco a medio día (hora de Roma) este miércoles 25 de diciembre de 2019, solemnidad de la Navidad del Señor, desde la Logia Central de la Basílica Vaticana.
El Papa dirigió su tradicional Mensaje de Navidad a los 55.000 fieles presentes en la Plaza de San Pedro y a los que le escucharon a través de la radio y de la televisión en todo el mundo.
“Que el Emmanuel sea luz para toda la humanidad herida. Que ablande nuestro corazón, a menudo endurecido y egoísta, y nos haga instrumentos de su amor”, dijo.
El Obispo de Roma centró su reflexión en la cita bíblica: «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande» (Is 9,1). Así, deseó: ¡Feliz Navidad!
“Que, (el Niño Jesús) a través de nuestros pobres rostros, regale su sonrisa a los niños de todo el mundo, especialmente a los abandonados y a los que han sufrido a causa de la violencia”.
“Que, a través de nuestros brazos débiles, vista a los pobres que no tienen con qué cubrirse, dé el pan a los hambrientos, cure a los enfermos”.
“Que, por nuestra frágil compañía, esté cerca de las personas ancianas y solas, de los migrantes y de los marginados. Que, en este día de fiesta, conceda su ternura a todos, e ilumine las tinieblas de este mundo”.
Destacó que aquel Niño, nacido de la Virgen María, es la Palabra de Dios hecha carne. “La Palabra” que “sigue atrayendo a quienes confían en las promesas de Dios”, más luminosa que el sol, “encarnada en un pequeño hijo del hombre, Jesús, luz del mundo”.
Así, de manera esperanzadora, Francisco sostuvo: “Sí, hay tinieblas en los corazones humanos, pero más grande es la luz de Cristo”.
“Hay tinieblas en las relaciones personales, familiares, sociales, pero más grande es la luz de Cristo. Hay tinieblas en los conflictos económicos, geopolíticos y ecológicos, pero más grande es la luz de Cristo”.
Sucesivamente, Francisco impartió su séptima tradicional bendición “Urbi et Orbi”, es decir a la ciudad de Roma y al mundo, se realiza dos veces al año, en Semana Santa y Navidad. También es una ocasión para recordar a las personas y naciones que sufren por los conflictos, la migración forzada, el hambre y otros males.
Jesús, luz para los conflictos del mundo
“Que Cristo sea luz para tantos niños que sufren la guerra y los conflictos en Oriente Medio y en diversos países del mundo”, sostuvo.
“Que sea consuelo para el amado pueblo sirio, que todavía no ve el final de las hostilidades que han desgarrado el país en este decenio.
“Que inspire a los gobernantes y a la comunidad internacional para encontrar soluciones que garanticen la seguridad y la convivencia pacífica de los pueblos de la región y ponga fin a sus sufrimientos”.
“Que sea apoyo para el pueblo libanés, de este modo pueda salir de la crisis actual y descubra nuevamente su vocación de ser un mensaje de libertad y de armoniosa coexistencia para todos”.
Francisco recordó varios conflictos que necesitan de “paz, seguridad y de prosperidad”.
“Que sea consolación para Irak, atravesado por tensiones sociales, y para Yemen, probado por una grave crisis humanitaria”.
“Que el pequeño Niño de Belén sea esperanza para todo el continente americano, donde diversas naciones están pasando un período de agitaciones sociales y políticas”.
“Que reanime al querido pueblo venezolano, probado largamente por tensiones políticas y sociales, y no le haga faltar el auxilio que necesita”.
Jesús, luz para los pobres del mundo
En su bendición también un recuerdo por “las numerosas formas de pobreza que ofenden la dignidad de cada persona”.
Rememoró la situación de Ucrania “que aspira a soluciones concretas para alcanzar una paz duradera”.
“Que el Señor recién nacido sea luz para los pueblos de África, donde perduran situaciones sociales y políticas que a menudo obligan a las personas a emigrar, privándolas de una casa y de una familia”.
“Que haya paz para la población que vive en las regiones orientales de la República Democrática del Congo, martirizada por conflictos persistentes”.
Jesús, luz para los migrantes forzados
“Que sea consuelo para cuantos son perseguidos a causa de su fe, especialmente los misioneros y los fieles secuestrados, y para cuantos caen víctimas de ataques por parte de grupos extremistas, sobre todo en Burkina Faso, Malí, Níger y Nigeria”.
El Papa rezó por las personas que “deben emigrar con la esperanza de una vida segura. La injusticia los obliga a atravesar desiertos y mares, transformados en cementerios”.
“La injusticia los fuerza a sufrir abusos indecibles, esclavitudes de todo tipo y torturas en campos de detención inhumanos”, añadió.
“La injusticia les niega lugares donde podrían tener la esperanza de una vida digna y les hace encontrar muros de indiferencia”.
“Urbi et Orbi” y saludos de Navidad
Francisco estuvo acompañado durante la bendición “Urbi et Orbi” por el cardenal Renato Rafael Martino, presidente emérito del Pontificio Consejo de la Justicia y la Paz y del Pontificio Consejo para la Pastoral para los Migrantes y los Itinerantes, y, el cardenal Konrad Krajewski, limosnero de papal.
Por último, el Papa renovó su felicitación de Navidad a todos los fieles y peregrinos presentes en esta plaza de San Pedro, provenientes de varias partes del mundo; “también a todos los que, desde diferentes países, nos siguen a través de la radio, la televisión y otros medios de comunicación”.
“Todos estamos llamados a dar esperanza al mundo, anunciando con palabras y sobre todo con el testimonio de nuestra vida que nació Jesús, nuestra paz. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Os deseo un buen almuerzo de Navidad! Hasta pronto”.