Las exigencias son mayores a la hora de elegir en el amor
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Se cree que la tasa de divorcios está siempre subiendo en relación al pasado, pero esto no se aplica a todas las generaciones. Un estudio ha mostrado que no sólo disminuye desde la década de 1980, sino que las señales apuntan a que esta tendencia a la baja se mantenga en los próximos años.
Según el sociólogo Philip Cohen “el matrimonio se ha vuelto más selectivo”. Hay una mayor conciencia sobre la unión conyugal y su valor. Los que se casan lo hacen eligiendo a su cónyuge con mayor libertad, en una etapa más madura de la vida y con el objetivo de construir un proyecto compartido.
El estudio recoge como datos a los llamados Baby Boomers; aquellas personas que nacieron entre 1946 y 1965 y que eran más propensos al divorcio. Casi todos se casaron muy jóvenes, se divorciaron, y volvieron a contraer matrimonio para volver a separarse.
De hecho, según las cifras que ofrece el Centro Nacional de Investigación Familiar y Matrimonial de Bowling Green, la tasa de divorcios entre las personas de 55 a 64 años se duplicó entre 1990 y 2015.
Pero en la última década, se ha demostrado que la disminución en las tasas por edad se encuentra entre las personas menores de 45 años. Ahora es más probable que los que están casados estén viviendo su primer matrimonio y gocen de mayor estabilidad.
Parte de este fenómeno se explica a que los jóvenes son más cuidadosos al momento de buscar pareja, principalmente si es la persona con la que piensan pasar el resto de sus vidas. Buscan a alguien con quienes compartan metas similares y puedan crecer juntos.
Antes de dar el gran paso los millennials suelen tener claro lo que buscan en una persona. Por lo general no se casan tan jóvenes, han podido tener alguna experiencia romántica previa y una carrera encaminada que brinda cierta solidez como base para el futuro.
El acceso a la información facilita que puedan servirse de amplios recursos que se fueron desarrollando ante la gran necesidad de construir amores de calidad basados sobre el entendimiento de la diversidad femenina y masculina, la armonía sexual y la comunicación.
Otro de los factores que parece contribuir a esta tendencia es que, aunque siempre haya excepciones, la elección de compartir la vida con otro es más libre y pura sin la influencia de otros factores externos como la tradición, la rentabilidad o el patrimonio.
Además, han mostrado una creciente valoración a lo natural en la búsqueda de vivir el amor. Han crecido con un reconocimiento general de seguir lo ecológico para lograr un bienestar que también se extiende al hábitat ecológico de las relaciones saludables y no tóxicas.