Las elecciones para la presidencia de Estados Unidos en 2016 fueron, finalmente, decididas por la intervención directa del voto católico
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El que fuera vicepresidente en el segundo período de Barack Obama, Joe Biden, actual precandidato demócrata para las elecciones del próximo año, lo sabe muy bien. La postura sobre el tema de temas en Estados Unidos, el aborto, le puede dar, otra vez, la victoria a Trump, tal y como sucedió en las anteriores elecciones.
En el período electoral, los católicos estadounidenses se decantaron por el republicano, no porque fuera un hombre de una ética intachable, sino porque sabían que iba a defender el tema de la vida si no por convicción personal, por mera estrategia política.
Y lo ha hecho así durante su mandato. Ha llevado a la Corte Suprema jueces abiertamente antiaborto y ha luchado, con los católicos, para frenar el aborto en estados donde los republicanos son gobierno.
Comunión negada
Biden ya recibió el primer golpe mediático en su contra. El pasado domingo 27 de octubre al ex vicepresidente de Estados Unidos no se le permitió comulgar en una parroquia de Carolina del Sur, justamente por su apoyo al aborto.
Fue el padre Robert Morey, párroco San Antonio, en la ciudad de Florence, quien se la negó. Morey le dijo al diario Florence Morning News que le había negado a Biden la comunión porque “cualquier figura pública que defienda el aborto se pone a sí misma fuera de la enseñanza de la Iglesia”.
La nota circuló rápidamente, auspiciada por el equipo de campaña de Donald Trump, y recibió tanto adhesiones como rechazos. Por ejemplo, el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, dijo que él, particularmente, no se la hubiera negado.
Recientemente, Biden asistió a la universidad católica de Dubuque, Iowa, y habló de la fe, la esperanza y el alma de Estados Unidos, temas que se basan en su educación religiosa católica y con los que estaría buscando arrebatarle en el 2020 el voto católico a Trump.
¿Qué tan decisivos son los votos católicos?
Según los analistas de la política estadounidense, los votantes católicos podrían ser uno de los factores decisivos para determinar si los demócratas ganan la Casa Blanca en 2020.
Por ello mismo Joe Biden, católico de 76 años educado por monjas en Scranton, Pensilvania, está haciendo un intento abierto de recuperarlos. Y fue en Dubuque, una ciudad históricamente católica en el río Mississippi, donde volvió a la carga.
Dubuque es un condado que había votado a favor de cada candidato demócrata desde las elecciones que llevaron al católico John F. Kennedy a la presidencia. La racha se rompió en 2016, cuando los habitantes del condado votaron por Trump.
Por eso mismo Biden fue a la universidad de Dubuque, para tratar de mandar un mensaje al 22 por ciento de la población estadounidense (los católicos) que se encuentran en la indecisión sobre por quién votar en 2020.
Roma en Estados Unidos
El gesto de Biden tiene una enorme carga simbólica. Dubuque, con 58.000 habitantes, es la ciudad más pequeña del país que alberga una arquidiócesis.
Sus colinas, muchas iglesias y dos colegios católicos, la Universidad Clarke y el Colegio Loras, también le han dado el sobrenombre de “Roma de América”.
El condado de Dubuque es 53 por ciento católico, según un censo de adherentes religiosos de 2010. Es, apenas, uno de los 74 condados predominantemente católicos en Estados Unidos y es, para Biden, el intento por recobrar lo perdido en 2016 con la candidatura de Hillary Clinton.
Ciertamente, su postura abierta en torno al aborto seguirá siendo un lastre para las próximas elecciones. Y eso lo sabe Trump, un presidente pragmático y que no dejará pasar la oportunidad de agenciarse el voto católico, aunque él no lo sea.