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El cabildeo se salió con la suya. Las contradicciones han aflorado y se apoderan del escenario político brasileño. Lo inimaginable ha ocurrido: los mismos jueces que condenaron al expresidente de Brasil Luis Inácio Lula da Silva, de manera terminante y definitiva, son los mismos que hoy lo rehabilitan.
La situación se ha deslizado hacia contradicciones y pretextos jurídicos que han desembocado en una decisión insólita. Los corruptos ya no son corruptos; más bien retornan y entran por la puerta grande. Lula podrá hacer política de nuevo y lanzar su candidatura presidencial.
Cuando el continente pensaba que Brasil se había enrumbado y se fortalecía la institucionalidad, la Justicia de ese país da puerta franca a Lula después de 1 año y 7 meses en prisión. En realidad, lo que se está abriendo es un boquete a la incertidumbre.
"Lula da Silva sale de prisión tras decisión de la justicia de Brasil" https://t.co/Cd3nt5K3et
— 💜𑜞᭄۫۫۫۫🎸꧂🎸🎶✿MORE❀͜͡͡🍃 (@more70mart) November 8, 2019
La Justicia es de plastilina
Un hecho fallido está a la raíz de las marchas y contramarchas de la justicia en América Latina: la manipulación de la Justicia con propósitos políticos. Como a una plastilina, se le da la forma que conviene a los maniobreros de turno. Pasó con Carlos Andrés Pérez en Venezuela, con Alan García en Perú y pasó con Michel Temer en Brasil. En el caso de Lula inventaron un supuesto que llamaron “corrupción pasiva”, algo así como: no sabemos exactamente si usted robó pero se hizo de la vista gorda al dejar robar.
“Quisieron encarcelar una idea y las ideas no se encierran”, dijo el expresidente de Brasil, apenas pisó la calle, luego de que un juez ordenase su liberación. Son juicios políticos, condenas políticas y terminan siendo absoluciones políticas, generalmente derivadas de presiones que logran rehabilitar a quien probablemente merece seguir deshabilitado. La conseja popular lo resume en pocas palabras: lo que empieza mal, termina mal.
Recordamos que la pena decretada para Lula era de ocho años y diez meses por corrupción tras ser condenado en segunda instancia, acusado de recibir a manera de soborno un apartamento de playa de la constructora OAS a cambio de beneficios para la adjudicación de contratos con Petrobras.
Ahora, el juez Danilo Pereira Jr, de la 12 Sala Criminal de la ciudad de Curitiba, capital del estado de Paraná, analizó el pedido presentado por los abogados y autorizó su libertad.
Lula se benefició así del fallo de la Corte, que anuló una jurisprudencia que ella misma había establecido en 2016 y con la que había autorizado ejecutar una pena de prisión después de que ésta se confirmara en segunda instancia, pese a que en esa fase quedaban aún dos apelaciones pendientes en tribunales superiores.
La Corte Suprema de Brasil decidió este jueves que la prisión de una persona condenada solamente en segunda instancia es inconstitucional, lo que puede conducir a la liberación a miles de presos, entre ellos Lula.
Muchos condenados por corrupción – se calcula que unos 5.000 presos por los más diversos delitos, entre los cuales figuran una veintena de políticos y empresarios condenados por la operación anticorrupción Lava Jato, el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil que llevó a Lula a la cárcel- podrían salir en libertad con lo que se produciría un auténtico “retorno de los brujos”. Una historia con la que podría reeditarse el tango Cambalache.
La decisión, polémica y de un impredecible impacto político adoptada por un ajustado resultado de 6 votos frente a 5, fue la conclusión de un complejo juicio en el que el tribunal, sorprendentemente, alteró una jurisprudencia establecida en 2016, según la cual un condenado en segunda instancia ya podía ingresar a prisión, aún con apelaciones pendientes en otros dos tribunales superiores.
Además de tener otra sentencia a 12 años en primera instancia, el expresidente tiene otros casos abiertos en la justicia.
Lula se embala hacia la recuperación del tiempo perdido
El Partido de los Trabajadores (PT) no ha anunciado hasta ahora cuáles serán los primeros movimientos de Lula tras su eventual excarcelación, pero fuentes de sus filas ya hablan de un gran acto político el día que deje la cárcel en Curitiba, y otro en un sindicato metalúrgico de Sao Paulo en el que comenzó su vida pública, como líder sindical.
“Esto podría significar la vuelta de los corruptos al poder en América Latina –comentó un diplomático consultado al respecto- pero, lo que sí es seguro, es que oxigena a los extremistas”.
Lula, fundador del Foro de Sao Paulo junto a Fidel Castro, consecuentemente, bien podría entrar en acción para convertirse en la punta de lanza de una estrategia desestabilizadora que viene dando tumbos entre la resaca y la insurgencia en varios países del continente.
Brasil será el primero en soportar los remezones. Bolsonaro es un objetivo claro y directo que verá puesta a prueba su capacidad política y militar. No hay que olvidar, en cualquier análisis, que las encuestas proclamaban como favorito a Lula en las elecciones que ganó Jair Bolsonaro. Estando Lula preso, el camino se despejó para el exmilitar que tendrá que lidiar, una vez Lula libre, con los poderosos sindicatos brasileros que controla el Partido de los Trabajadores.
Lula siempre alegó que su encarcelamiento buscaba impedir que se presentara a las elecciones de 2018, que finalmente llevaron a la presidencia a Bolsonaro. Pero lo cierto es que los fiscales descubrieron que las principales empresas constructoras de Brasil, incluidas gigantes como Odebrecht o Camargo Corrêa, habían formado un cartel para repartirse contratos multimillonarios de la petrolera estatal. A cambio pagaban sobornos a ejecutivos y políticos de diferentes agrupaciones, incluido el entonces gobernante Partido de los Trabajadores (PT), de Lula.
El Gobierno de Bolsonaro –según reportes de prensa- tomó parte en el juicio concluido este jueves y lo hizo a través de la Abogacía General de la Unión, cuyo titular, Andre Mendonça, quien tiene estatus de ministro, argumentó a favor de mantener la prisión tras la segunda instancia. “La justicia ordinaria, hasta la segunda instancia, trata de los hechos, las pruebas y la construcción probatoria”, en tanto que los tribunales superiores “discuten cuestiones de derecho y de forma”, que “no son para declarar inocencia”, sino para revisar el trámite y el cumplimiento del debido proceso, afirmó el funcionario.
Se reconfigura “el eje”
También conviene recordar que el presidente electo de Argentina se apresuró a felicitar a Lula, con lo cual es inevitable recordar que fue ese eje, Brasil-Argentina, el que disparó a Chávez en Venezuela. Junto con un México, aparentemente neutral, han mantenido una llave que hoy podría favorecer el avance izquierdista en el continente, toda vez que hay fuerza económica allí – a pesar de la desaceleración de las economías en la región- con Venezuela disminuida por la destrucción de su industria petrolera y el desmantelamiento de su aparato productivo interno. Brasil y Argentina son Mercosur y su influencia en Europa es real, a punto, como estuvieron, de entrar en Mercado Común del Viejo Continente.
El desmadre se ve venir. No es difícil imaginar que aplicarán la fórmula-Chile, ya ensayada y verificada en Venezuela: forzar una Constituyente y violencia de calle. Alterar el orden público es la manera más eficaz de poner a prueba unas democracias que aún no han comprendido hasta donde llega su fragilidad al vacilar a la hora de rechazar, con todos los recursos a la mano, las amenazas contra la estabilidad del sistema político. Es legítima defensa.