El camino del mundo que conduce a la infelicidad en contraste con aquel de las bienaventuranzas: ¡La santidad o nada!La Solemnidad de Todos los Santos es una fiesta familiar y para vivir con esperanza. El papa Francisco insta a unirse a la alegría de los santos en el cielo (Audiencia General 30.11.2019).
La llamada a la santidad es para todos. “Los santos nos alientan con su vida e su intercesión ante Dios, y nosotros nos necesitamos unos a otros para hacernos santos” (Misa en el estadio Swedbank, 01.11.2016).
Se trata de un día para recordar también a esos santos “de la puerta de al lado”, es decir, a los miembros de “nuestra familia y conocidos que ahora forman parte de esa inmensa multitud” (Ángelus, 01.11.2018).
Los santos “nos entienden, nos aman, saben lo que realmente es nuestro bien, nos ayudan y nos esperan. Son felices y nos quieren felices con ellos en el paraíso” (ídem).
Los santos “nos invitan al camino de la felicidad, indicado en el Evangelio” […]: “Bienaventurados los pobres de espíritu” Bienaventurados […] los mansos, Bienaventurados los puros de corazón … “(cf. Mt 5, 3-8).
Superhombres
Los santos no son figuritas perfectas, sino personas atravesadas por Dios (Ángelus, 01.11.2017).
Una santidad de “amor fiel hasta el olvido de sí mismo y la entrega total a los demás“.
En este sentido, el Papa nos recuerda “la vida de esas madres y esos padres, que se sacrifican por sus familias sabiendo renunciar gustosamente, aunque no sea siempre fácil, a tantas cosas, a tantos proyectos o planes personales” (01.11.2016).
Los santos “han encontrado el secreto de esa felicidad auténtica, que anida en el fondo del alma y que tiene su fuente en el amor de Dios”.
Bienaventuranzas
Por eso, “a los santos se les llama bienaventurados”. Las bienaventuranzas son un camino abierto para todos. Las bienaventuranzas “son como el mapa de la vida cristiana” (Ángelus, 01.11.2017).
La santidad y las bienaventuranzas “no requieren gestos clamorosos, no son para superhombres, sino para quien vive las pruebas y las fatigas de cada día, para nosotros” (ídem).
Coherencia
Precisamente, Francisco llama la atención sobre la incoherencia de los cristianos que viven sin aspirar a la santidad, reconociéndose como tales, pero actuando como si no lo fueran. “Dios es santo, pero si nosotros, si nuestra vida no es santa se produce una gran incoherencia” (Audiencia General, 27.02.2019).
“La santidad de Dios debe reflejarse en nuestras acciones, en nuestra vida. ‘Yo soy cristiano, Dios es Santo, pero yo hago muchas cosas malas’. No, esto no sirve, esto hace mal, esto escandaliza y no ayuda”. (ídem, 27.02.2019).