La lucha contra el estrés y contra el cambio climático nos lleva a un urbanismo más humano y menos pensado para los coches
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¿Imaginas las ciudades sin coches, donde las grandes avenidas sean parques para jugar los niños y pasear los mayores? Parece difícil imaginarlo, y sin embargo muchas ciudades empiezan ya a aislar zonas (centros históricos y otras) libres de circulación. Es un camino sin retorno.
El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que “las ciudades son el lugar donde en gran parte se ganará o se perderá la batalla climática”. Lo afirmó en Copenhague en la Cumbre Mundial de Alcaldes, conocida como C-40, una red de urbes comprometidas en la lucha contra el cambio climático. Las ciudades tienen la responsabilidad en más del 70 por 100 de las emisiones de CO2.
Por otra parte, los urbanistas están pensando ya en ciudades más habitables cara el futuro, no solo libres de polución, sino con mayores espacios y en las que las personas no queden enceradas entre el automóvil y el piso, y con la obligación de salir al campo los fines de semana “para respirar aire puro, sumergirse en el silencio y eliminar el estrés”.
“Las decisiones que se tomen sobre infraestructura urbana en las próximas décadas -construcción, vivienda, eficiencia energética, generación de energía y transporte- tendrán una enorme influencia en la curva de emisiones”, añadió Guterres.
Otra ciudad
De cara al futuro se tratará de cómo armonizar el transporte de personas y mercaderías con la reducción a mínimos del transporte privado. Las ciudades han sido pensadas para los automóviles privados, y muchos automóviles (pequeños y potentes) han sido pensados para las ciudades. Parece como si la ciudad viva alrededor del automóvil y viceversa. Nos hemos habituado a ver las calles llenas de coches, ya sea circulando o aparcados, lo que conlleva una fuerte contaminación tanto acústica como ambiental.
Romper la ecuación CIUDAD=COCHE es lo que pretende el urbanismo moderno. Esto requiere voluntad política de los ediles, de los medios de comunicación, de los comercios, de las instituciones ciudadanas y sobre todo de los que habitan en las ciudades.
No es fácil. El futuro de las ciudades indica que estas serán aún más grandes, absorberán más habitantes, pues la ciudad ofrecerá más y mejores trabajos, servicios sanitarios y educativos de calidad y toda clase de servicios públicos y de ocio. La batalla contra la desertización humana del campo es muy romántica, pero muy poco práctica. ¿Qué servicios puede ofrecer un pueblo, por ejemplo, de 500 habitantes?
Hoy existe ya un número de ciudades grandes y medias que han eliminado la circulación privada en los centros históricos. Estas ciudades han creado una red de vías verdes para ciclistas y peatones, además de una mejora substancial de los servicios públicos de transporte. Cuando se visita una de estas ciudades, lo primero que se observa es el silencio, tanto durante el día como durante la noche. El silencio elimina el estrés. Otro efecto es la mejora de la calidad del aire. Y, contrariamente a lo que parece en un primer momento, mejora el comercio en las zonas peatonales.
Ciudades como Oslo, París, Roma, Londres… ya han experimentado la eliminación de buena parte de los automóviles por sus calles, los cuales deben guardarse obligatoriamente en garajes y no en la calle. Para el 2020 muchas ciudades habrán ultimado sus planes para prohibir la circulación de vehículos por su centro histórico y eliminar los que sean más contaminantes por toda la ciudad.
Hanna Marcussen, teniente de alcalde de Planificación Urbana de Oslo aprecia el argumento de que quitarle el auto a alguien es interferir en su libertad, pero “no restringir los autos es limitar la libertad de otras personas”. Los automóviles dificultan que los niños jueguen en la calle o que las personas mayores crucen la calle.
Entonces, ¿veremos a las amplias avenidas de las más grandes ciudades convertidas en paseos peatonales? Es decir ¿con solo transporte público y sin transporte privado más allá de los vecinos? ¿no será un sueño? Sí, hoy es un sueño, pero este ha comenzado a caminar por la senda que lleva al futuro.