“No se trata de estar en contra o no del celibato, se trata de que queremos que nuestros hermanos tengan acceso a la mesa de la eucaristía”, sostiene monseñor Erwin Kräutler, obispo originario de Austria, misionero en la selva amazónica desde 1965. Lo dijo este 9 de octubre durante un encuentro con la prensa en Roma sobre el Sínodo para la Amazonía en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Sin embargo, varios miembros de la Asamblea del Sínodo, según informó Paolo Ruffini, prefecto para la comunicación, no consideran que sea una respuesta “correcta” a la falta de sacerdotes en zonas remotas de la Amazonia: sería mejor “rezar a Dios para enviar vocaciones” a Amazonia o llevar a cabo una “formación misionera con una identidad amazónica, integral e integrada”.
En las congregaciones generales, de los últimos días, varios padres sinodales han defendido el celibato sacerdotal en la Iglesia Católica. Una de esas voces institucionales es la del cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y del cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Además varios obispo de Brasil, Perú y Bolivia. En diálogo con Aleteia, el cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los Obispos explicó hace unos días que el celibato no estaba en tela de juicio.
La propuesta de la ordenación de los viri probati se encuentra numeral 129 del Instrumentum laboris del Sínodo: “Afirmando que el celibato es un don para la Iglesia, se pide que, para las zonas más remotas de la región, se estudie la posibilidad de la ordenación sacerdotal para personas ancianas, preferentemente indígenas, respetadas y aceptadas por su comunidad, aunque tengan ya una familia constituida y estable, con la finalidad de asegurar los Sacramentos que acompañen y sostengan la vida cristiana”.
En una entrevista con el diario italiano La Stampa, el papa Francisco desestimó el énfasis mediático que se está dando al tema propuesto en el documento de trabajo del Sínodo sobre la posibilidad de ordenar a “viri probati”, hombres ancianos y casados que podrían resolver las carencias del clero.
Lo consideró un tema propuesto, pero no principal: “Lo importante serán los ministerios de la evangelización y las diferentes maneras de evangelizar”, aseguró, en la entrevista publicada el 9 de agosto.
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La Eucaristía, obligación para el cristiano
Kräutler, también obispo emérito de Xingu, considera que la Eucaristía es una obligación para el cristiano. Ya en los primeros días, se planteó en el aula del Sínodo que no existen fieles de segunda y que la eucaristía no es un privilegio.El obispo Kräutler que desde hace 30 está bajo protección porque apoya a los indios y defiende el bosque ha recordado esta mañana que el Papa, al anunciar el Sínodo, “ha pedido prestar especial atención a los pueblos indígenas que están en riesgo” y son custodios, representantes de una ecología integral.
Un periodista inglés le preguntó por la propuesta de la ordenación de hombres casados,los llamados viris probatis, a lo que monseñor Kräutler subrayó, en primer lugar, que miles de comunidades en la Amazonía reciben la Eucaristía solo una o dos veces al año y la Eucaristía es fundamental para el cristiano.
“Queremos que estos hermanos no solo tengan la Palabra, sino también la Eucaristía”. Ademas, mencionó que existe el riesgo de colocar el celibato por encima de la Eucaristía y citó lo que dijo Jesús en la Última Cena: “Haz esto en memoria mía”, así que para nosotros la Eucaristía es una obligación, expresó.
El obispo misionero en Amazonia sostuvo: “Con sinceridad digo (sobre los viris probatis): No hay otra posibilidad, los pueblos indigenas no entienden el celibato, por lo menos aquellos que conozco, no conciben que un hombre no sea casado que no tenga a su lado a una mujer que se ocupe del hogar”.
“A veces cuando les visito me preguntan: ¿dónde está tu mujer?” […] Cuando respondí que no estaba casado, se conmovieron, casi con lástima, me dijeron: ‘pobre hombre’. Además, situó otra vez, la discusión en un dato concreto: “un tercio de los católicos de las poblaciones indígenas no pueden celebrar misa porque no hay sacerdotes”.
Destrucción y sufrimiento
“La destrucción de la Amazonia, las amenazas de colapso del ecosistema, la protección de los pueblos indigenas, la eucaristía”, dijo fueron temas que presentó al Papa durante una audiencia privada el 4 de abril de 2014 (dos años antes de la publicación de la encíclica Laudato si ‘ y cuando Kräutler tenía el papel de secretario de la Comisión Episcopal para la Amazonía, ahora, emérito.
Monseñor Kräutler también ha denunciado que la Amazonía es vista como una provincia para saquear. Lamentó la construcción de plantas hidroeléctricas que no son necesarias y tachó de “ataque al ecosistema”. Un ejemplo es la central de Belo Monte, que será tras su construcción la segunda más grande de Brasil y la tercera en el mundo.
El obispo recordó las inundaciones debido a la mega obra, zonas desforestdas, toneladas de peces muertos, familias desplazadas de sus tierras y obligadas a mudarse a casas pequeñas prefabricadas con espacio apenas para cuatro personas donde viven en condiciones precarias. “¡La gente local nunca ha sido consultada! Todo ya estaba preparado en Brasilia, nos encontramos ante un hecho consumado”.
En este contexto, del cual ha sido testigo directo, indicó, en cambio, que las energías alternativas pueden ser una solución: “En la Amazonía tenemos el sol todo el día, aprovechemos la energía solar y la reemplacemos por la energía hidroeléctrica, que es una agresión al ecosistema”.
Entre los ponentes que también estuvieron en el encuentro con la prensa: el ganador del Premio Nobel de la Paz de Brasil, Carlos Alfonso Nobre y la experta en ecología Ima Celia Guimaraes Vieira.
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