“La búsqueda de Dios no puede ser oscurecida por otros propósitos, por generosos y apostólicos que sean”“La búsqueda de Dios no puede ser oscurecida por otros propósitos, por generosos y apostólicos que sean”. Lo dijo Francisco en la audiencia a los participantes en el Capítulo General de la Orden de San Agustín (Agustinos), este viernes en el Vaticano.
En la víspera de la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, 14 de septiembre, el Papa afirmó hoy que la “cruz es la medida del amor, siempre. Es verdad que se puede amar sin cruz, cuando no hay cruz; pero cuando hay cruz, la forma en que cargo con la cruz es la medida del amor. Es así”.
El Papa habló de un primer apostolado, que debería recordarse diariamente y que es el motivo por el cual se camina hacia Dios y se sigue su Cruz: “Y como Dios es Amor, caminamos hacia Él en amor”.
En otro momento, rememoró la meditación de san Agustín sobre la Primera Carta de Juan, donde la Iglesia es llamada por él “mater charitas“, una madre que llora por la división de los hijos y llama y recuerda la unidad de la caridad.
En su discurso, asimismo, afirmó que los agustinos habían sido “llamados a dar testimonio de esa caridad cálida, viva, visible, contagiosa de la Iglesia, a través de una vida comunitaria que manifiesta claramente la presencia del Resucitado y de su Espíritu. La unidad en la caridad”.
“Según la Regla, la caridad no es sólo el fin y el medio de la vida religiosa, sino también su centro: de la caridad debe proceder y a la caridad debe orientarse, con un movimiento perpetuo de causalidad circular, cada pensamiento, cada afecto, cada actitud, cada acción” (San Agustín, Regla, Milán 1971-Ancora, p. 137).
En este contexto, recordó las Constituciones de los Agustinos que llaman a esta caridad fraterna “un signo profético“, y su advertencia es sabia cuando dicen: “No podremos realizar todo esto si no tomamos nuestra cruz diaria por Cristo, con humildad y mansedumbre”.
El Papa evocó la meditación agustiniana sobre el nuevo mandamiento de Jesús: “os améis unos a otros”. (Jn 13, 34) y esto “es también amar a nuestros enemigos y amarlos para que se hagan hermanos […]”.
“Así amó quien, colgado en la cruz, dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. (Lc 23,34) […]. Cuando estaba clavado en la cruz, caminaba precisamente por este camino, que es el camino de la caridad” (ibid., I, 9)”.
“Queridos hermanos, estos son también hoy para ustedes el desafío y la responsabilidad: ¡vivir en sus comunidades de tal manera que puedan experimentar juntos a Dios y mostrarlo vivo al mundo! La experiencia del Señor, como Él es, como Él nos busca cada día”, expresó ante el grupo de los frailes reunidos en Roma para el Capítulo General.
La espiritualidad de la Orden procede del seguimiento de Cristo según los preceptos evangélicos y de la acción del Espíritu Santo.
Tiene como principal punto de referencia el ejemplo y el magisterio de san Agustín, y la tradición de la misma Orden. El código fundamental de esta espiritualidad es la Regla, que debe regir la vida y actividad apostólica.
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