La vida marina se come las microfibras, que se confunden con plancton. El resultado en peces puede ser daño hepático y cerebral y tumores
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Un reportaje de la cadena de televisión pública independiente no comercial más grande de Estados Unidos, la KCET, cuya base está en Los Ángeles (California), ha mostrado el alarmante aumento de microfibras plásticas en el fondo del Océano Pacífico, frente a las costas de Santa Bárbara.
La investigación, realizada por oceanógrafos del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego, sugiere que los esfuerzos que están llevándose a cabo en muchos países (y en Estados Unidos) para reducir el plástico en la vida cotidiana de las personas, tienen que ir más allá: por ejemplo, buscando nuevas formas de lavar la ropa.
El estudio, publicado en la revista Science Advances, descubrió “un aumento exponencial en los fragmentos microscópicos de plástico en las capas de sedimentos en el fondo del océano (a 1.900 metros de profundidad), ya que el plástico se usó ampliamente al final de la Segunda Guerra Mundial”.
La huella plástica
La principal autora del estudio, la microbióloga Jennifer Brandon, ha dicho, tras el estudio detallado de dos siglos de sedimentos en la cuenca de Santa Bárbara, que “una buena parte de nuestra huella plástica está terminando en el océano (…) Lo estamos vertiendo en nuestro registro de sedimentos. Estamos dejando atrás este registro de plástico para las generaciones futuras”.
El estudio mostró que hacia el año 2010, las personas arrojaban diez veces más plástico en la cuenca que antes de la Segunda Guerra Mundial.
Cabe señalar que las microfibras de plástico en el sedimento estudiado por Brandon y su equipo, eran, sobre todo, microfibras de ropa, botellas de plástico y bolsas de plástico rotas, restos de redes de pesca y equipo que se desgastó con el tiempo, trajes de baño y trajes de neopreno, y otros productos de plástico.
Lavar la ropa de forma diferente
“La gran mayoría eran fibras que provienen de lavadoras de ropa”, dijo Brandon, cosa que no se tenía comúnmente considerada y que puede señalar una nueva vía para eliminar o mitigar al menos la huella de plástico que dejaremos a las próximas generaciones.
Las fibras de los productos de ropa sintética fluyen a través de los desagües de las lavadoras a las plantas de tratamiento de aguas residuales, dijo Brandon. Las fibras son tan pequeñas que se deslizan a través de los filtros y “se lavan directamente en el océano”.
La vida marina se come las microfibras, que se confunden con plancton. El resultado en peces puede ser daño hepático y cerebral y tumores. “En cuanto a lo que les hace, solo estamos viendo los efectos”, dijo Brandon. “Hay mucho misterio desconocido de lo que va a hacer a los ecosistemas”.
Rediseñar el futuro
A medida que los gobiernos aprueban leyes que prohíben las pajitas o popotes de plástico y las bolsas de plástico de un solo uso en los supermercados, Brandon sugirió que se necesita hacer más, “incluso ver cómo lavamos nuestra ropa”.
Según el estudio, los científicos estiman que entre 4.8 y 12.7 millones de toneladas de desechos plásticos fluyen al océano cada año. “Necesitamos hacer algunos cambios a un alto nivel”, dijo Brandon. “Necesitamos rediseñar las plantas de tratamiento de aguas residuales. Cada lavadora nueva vendida necesita tener un filtro”.
Ciertamente será mucho más difícil que eliminar las bolsas de un solo uso en el supermercado. “Es fácil para nosotros prohibir las pajitas de plástico, pero todos necesitan usar ropa y lavarla. Es más difícil prohibirlo”, subrayó Brandon, pero, poco a poco comienza a haber en el mercado productos como filtros recolectores de microfibras plásticas para las lavadoras.
Todavía estamos a tiempo, pero ya no hay mucho más que podamos esperar para dejar de inundar océanos, ríos y lagos de un producto que comenzó a propalarse en 1945, que fue muy popular, y que ahora tenemos que sustituir rápidamente en todo el mundo.