Silvia López y Eliseo Morel fueron parte de un peculiar matrimonio celebrado en Asunción. Ellos, junto a otras 79 parejas, participaron un casamiento comunitario, algo que es muy frecuente en Paraguay.
“Fue una experiencia maravillosa para mí y para mi esposo. Somos padres de una hermosa niña de tres años y hacía cinco años que vivíamos en pareja. Cuando supimos de la oportunidad, no dudamos en ser parte de esta gran boda”, describe Silvia a Aleteia, sin poder ocultar su emoción.
Para la pareja, poder dar el sí ante Dios “fue un sueño hecho realidad”. Incluso la celebración fue doble, ya que durante la misma ceremonia también bautizaron a su pequeña hija. “Fue una sensación indescriptible poder recibir estas bendiciones. Este es un gran paso que hemos dado como familia”, dijo la joven.
El matrimonio comunitario fue presidido por el arzobispo de la Santísima Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, en compañía de 12 sacerdotes y diáconos. Las parejas también celebraron la unión ante la ley civil.
Testimonios de la gracia del matrimonio
El vicario episcopal de la Arquidiócesis de Asunción, Óscar Román González, quien concelebró el matrimonio comunitario, explicó a Aleteia que a través de este tipo de iniciativas se “busca acercar a las parejas al sacramento del matrimonio”.
“No podemos dejar de reconocer que el América Latina, dentro de la Iglesia Católica, hay muchas uniones entre varón y mujer sin formalizar. Sin embargo, la realidad del enamoramiento, del deseo de estar juntos, permanece. Estas uniones son testimonios de esta gracia”, describió.
El sacerdote dijo que las bodas simultáneas se iniciaron en el marco del Año de la Misericordia (2015), y hasta le fecha, unas 450 parejas recibieron el sacramento bajo esta modalidad, en Paraguay. “Los novios reciben una preparación previa”, puntualizó.
El Vicario de Asunción, recordó que la exhortación postsinodal del papa Francisco ‘Amoris laetitia’, interpreta que el matrimonio viene a cubrir la dolencia de la soledad. “La unión y la fecundidad están en el núcleo de la revelación cristiana”, puntualizó.
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Proyecto Ikatu
Ikatu, cuya traducción del guaraní es “se puede”, es un programa de la Fundación Santa Librada, encargada de la responsabilidad social del grupo empresarial AJ Vierci.
La fundación se hizo cargo del vestuario de los novios, ramos, costos de maquillaje, peluquería, las alianzas e incluso del brindis, de manera a que las parejas no tengan inconvenientes económicos para dar este gran paso.
En conversación con Aleteia, Karina Díaz, coordinadora del proyecto, explicó que la fundación tiene una marcada línea católica. Indicó que se trabaja en áreas como salud, educación e inserción laboral.
La integrante de Santa Librada señaló que el casamiento comunitario es una manera de ayudar a los empleados del grupo a que puedan fortalecer su ambiente familiar y laboral. Esta actividad ya forma parte de la agenda anual de la organización.
Bajo el lema “Con el corazón en la mano para ayudar a nuestros hermanos más necesitados”, la Fundación Santa Librada también brinda asistencia personas de escasos recursos internados en hospitales públicos. Del mismo modo contribuye con la construcción, equipamientos de escuelas y guarderías. La organización nació en el año 1967.
La semana pasada otras 110 parejas se casaron en una celebración religiosa comunitaria, en el distrito de San Joaquín, Departamento de Caaguazú, también con el apoyo de la misma fundación.
En Paraguay se hizo frecuente la celebración de matrimonios comunitarios con la contribución de la Arquidiócesis de Asunción. Para el efecto, las distintas parroquias del país contribuyen al facilitar las documentaciones necesarias. En otras ocasiones, fueron los Gobiernos Municipales los encargados de promover las celebraciones.
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