Investigaciones recientes revelan dónde se encuentra el área del cerebro que nos orienta a la solidaridad
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
¿Por qué las personas sienten un impulso a ayudarse mutuamente? La psicología siempre ha estado interesada en investigar los factores que determinan el llamado comportamiento prosocial, que puede definirse como cualquier conducta implementada para beneficiar a otro ser humano o, en última instancia, a comprender por qué las personas se ayudan mutuamente.
Como sucede a menudo frente a temas tan complejos, las conclusiones de los investigadores no son unívocas, ya que la perspectiva de la autenticidad absoluta de los gestos de solidaridad es cuestionada por aquellos que creen que siempre se actúa buscando una recompensa, aunque se trate sólo de fortalecer la autoestima personal.
¿Qué procesos cerebrales se activan cuando nos enfrentamos con alguien que necesita ayuda?
Para profundizar en este tema, como explica un artículo escrito por Letizia Allevi en Focus.it, los neurocientíficos y psicólogos han tratado de identificar los procesos y circuitos cerebrales que se activan cuando nos enfrentamos con alguien en dificultad y decidimos ayudarlo.
Algunos estudios ya se habían centrado en el lóbulo temporal medial (MTL), un área del cerebro ubicada a nivel de las sienes y la región que rodea el oído, que se activa cuando recordamos eventos pasados (memoria episódica) o imaginamos situaciones futuras (simulación episódica), mientras que otros se han centrado en una región vecina, la unión temporoparietal derecha (RTPJ) de la que dependería la capacidad de comprender que otros experimentan estados mentales diferentes a los nuestros (Focus).
Investigadores estadounidenses de la Universidad de Albany (NY) y el Boston College han tratado de aclarar los roles de estas dos áreas, pidiendo a los voluntarios que lean en línea 40 noticias sobre personas en dificultades y que respondan preguntas sobre el estilo de texto (un primer grupo), o imaginar cómo se comportarían en esas circunstancias para ayudar (un segundo grupo), y si tenían recuerdos de ayudar a alguien en el pasado y de cómo lo hicieron.
Durante el experimento, se utilizó la resonancia magnética funcional (fMRI) para identificar las áreas del cerebro más activadas durante los “ejercicios” a los que se sometieron los voluntarios. Ambas regiones se “iluminaron” cuando recordaron un gesto altruista o que habrían actuado en la necesidad.
En este punto, los investigadores inhibieron la actividad de RTPJ con estimulación magnética transcraneal (TMS), señalando que con la unión temporoparietal excluida pero el lóbulo temporal en juego, se les pidió a los voluntarios que recordaran eventos pasados y luego imaginaran comportamientos activos en situaciones de necesidad, respondieron positivamente, confirmando la actitud de prosocialidad (Ibidem).
La conclusión a la que llegaron los investigadores es que debemos al lóbulo temporal medial, gracias a su capacidad de integrar recuerdos e imaginar situaciones futuras, la determinación de implementar comportamientos altruistas.