La Santa Sede, a través de su portavoz, confirma su posición de cercanía con las víctimas y su compromiso de enjuiciar a los clérigos abusadoresUn tribunal australiano ha confirmado este miércoles, 21 de agosto de 2019, la condena contra el prelado de más alto cargo de la Iglesia católica declarado culpable de abusos sexuales contra menores de edad, el cardenal George Pell. La Santa Sede reiteró su posición de cercanía con las víctimas y su compromiso de enjuiciar a los clérigos abusadores.
El Tribunal de Apelaciones del Estado de Victoria, con un fallo mayoritario de 2-1, rechazó el recurso presentado por el cardenal Pell contra el veredicto unánime emitido por un jurado en diciembre por el cual el ex ministro de economía del papa Francisco fue encontrado culpable de acosar a dos cantores de 13 años en la catedral de San Patricio entre 1996 y 1997.
Los abogados del cardenal ahora deben presentar una nueva apelación ante el Tribunal Superior, el órgano judicial final de Australia. Pell debería estar en la cárcel por tres años y medio, es decir hasta 2022, cuando podría salir bajo palabra.
Mateo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede confirmó que en esta ocasión, junto con la Iglesia en Australia, la Santa Sede confirma su cercanía con las víctimas de abuso sexual y el compromiso, a través de las autoridades eclesiásticas competentes, de enjuiciar a los miembros del clero responsables de abusos.
Pell apelará al Tribunal Superior
La Santa Sede reconoce la decisión de las autoridades judiciales australianas de rechazar la apelación del cardenal George Pell. El portavoz del Vaticano recordó que el cardenal siempre ha “reafirmado su inocencia y que tiene derecho a apelar ante el Tribunal Superior”.
En este contexto, “la Congregación para la Doctrina de la Fe espera los resultados del proceso en curso y la conclusión definitiva de todos los niveles judiciales antes de ocuparse del caso”, declaró Bruni a la prensa.
Medidas del Papa contra Pell
Además, confirmó las medias impuestas por el papa Francisco al cardenal Pell y ya declaradas el pasado 26 de febrero. Se trata de las “medias de precaución” dictadas en el momento del regreso del alto prelado a Australia, es decir, “la prohibición del ejercicio público del ministerio y la prohibición de tener contacto de cualquier tipo y forma con menores”.
Por su parte, el cardenal Pell está obviamente decepcionado con la decisión de hoy. Lo hace saber su portavoz. El cardenal mantiene su inocencia y agradeció a sus muchos seguidores.
Precisamente, el arzobispo de Sidney, Anthony Fisher, se identificó con las víctimas, pero también con los fieles católicos desconcertados del resultado judicial. “Sé que hay muchos en la comunidad católica y más allá de aquellos que les resultará difícil llegar a un acuerdo con este juicio, especialmente me dirijo a quienes conocen al Cardenal y tendrán dificultades para conciliar este resultado con el hombre que conocen. Les agradezco por perseverar en la fe, la esperanza y el amor”.
Ley, igual para todos
Los obispos católicos de Australia, a través de un comunicado, declaran que creen que todos los australianos deben ser iguales ante la ley y aceptan el resultado del juicio en consecuencia.
Los obispos manifiestan que este ha sido y sigue siendo el momento más difícil para los sobrevivientes de abuso sexual infantil y para quienes los apoyan. “Reconocemos el dolor que han sufrido los maltratados por el clero a través del largo proceso de los juicios y la apelación del cardenal Pell. También reconocemos que este juicio será angustiante para muchas personas”.
Y añaden: “Seguimos comprometidos en hacer todo lo posible para sanar a aquellos que han sufrido mucho y para garantizar que los entornos católicos sean los lugares más seguros posibles para todas las personas, pero especialmente para los niños y los adultos vulnerables”.
La carrera del cardenal Pell
Pell había sido nombrado Obispo auxiliar en la Arquidiócesis de Melbourne en 1987, convirtiéndose en Arzobispo Metropolitano de la ciudad en 1996. En abril de 2013, el papa Francisco lo había nombrado miembro del Consejo de Cardenales y, en febrero de 2014, Prefecto de la recién creada Secretaría para la Economía.
A finales de junio de 2017, después de dos años de investigaciones en Australia, había sido acusado formalmente de varios cargos por “crímenes históricos de violencia sexual” en dos casos separados. El cardenal debería pasar 3 años y medio en la cárcel de un total de seis años establecidos en la sentencia, según lo confirmado por el Tribunal de apelación de Victoria. Actualmente, se encuentra en aislamiento total por motivos de seguridad y no puede celebrar la misa.