Mensaje del Pontífice tras un año del colapso del Ponte Morandi que mató a 43 personas en Génova, Italia
“Ha pasado casi un año desde el colapso del Ponte Morandi que mató a 43 personas […]. Quiero decirles que no olvido, que he rezado y rezo por las víctimas, por sus familiares, por los heridos, por los desplazados, por todos ustedes, por Génova”, escribió el papa Francisco en un mensaje enviado al diario genovés Il Secolo XIX.
Lo dijo con motivo del primer aniversario del colapso del tramo del puente que discurría sobre la autopista A-10 de la ciudad italiana de Génova y que se derrumbó el 13 de agosto de 2018. Y rememoró el doloroso escenario: “Familias que salían o regresaban de vacaciones, hombres y mujeres que viajaban por trabajo. Fue una herida infligida en el corazón de su ciudad, una tragedia para quienes perdieron a sus familiares, una tragedia para los heridos, un evento impactante para quien fue obligado a abandonar su hogar viviendo como desplazado”.
El Pontífice manifestó su dolor y cercanía, al igual que, manifestó, que “es comprensible el sentimiento de no resignación ante un desastre que podría haberse evitado”. Lo dijo en referencia al desplome del viaducto, construido en los años 60, debido a un fallo estructural agravado por las fuertes lluvias y que pudo haberse prevenido.
“Somos hombres y mujeres llenos de defectos y debilidades, pero tenemos un Padre Misericordioso al que acudir, un Hijo crucificado y resucitado que camina con nosotros, el Espíritu Santo que nos ayuda y nos acompaña. Tenemos una Madre en el cielo que continúa extendiendo su manto sobre nosotros sin abandonarnos”, escribió.
No tengo respuestas
“No tengo respuestas, porque después de estas tragedias hay que llorar, permanecer en silencio, preguntarnos sobre la razón de la fragilidad de lo que construimos y, sobre todo, rezar. Pero tengo un mensaje que fluye de mi corazón como padre y hermano, y que me gustaría transmitirles. No permitan que las vicisitudes de la vida rompan los lazos que tejen su comunidad, borren el recuerdo de lo que hizo que su historia fuera tan importante y significativa. Siempre pienso en Génova cuando pienso en el puerto. Pienso en el lugar de donde salió mi padre. Pienso en el trabajo diario, la testaruda voluntad y las esperanzas de los genoveses”.
No están solos
El Papa manifestó en su mensaje a los genoveses que “sepan que no están solos. Sepan que nunca están solos. Sepan que Dios nuestro Padre ha respondido a nuestro clamor y nuestra pregunta no con palabras, sino con una presencia que nos acompaña, la de Su Hijo. Jesús pasó antes que nosotros a través del sufrimiento y la muerte. Él ha tomado sobre nosotros todos nuestros sufrimientos. Fue despreciado, humillado, golpeado, clavado en la cruz y brutalmente asesinado. La respuesta de Dios a nuestro dolor fue una cercanía, una presencia que nos acompaña, que no nos deja solos. Jesús se hizo igual a nosotros y por eso lo tenemos a nuestro lado, para llorar con nosotros en los momentos más difíciles de nuestras vidas. Miremos hacia Él, confiemos a Él nuestras preguntas, nuestro dolor, nuestra ira”.
Tienen un Padre y una Madre
El Pontífice habla del sinsentido del dolor y recuerda la cruz y a la Virgen María. “Pero también me gustaría decirte que Jesús en la cruz no estaba solo. Debajo de ese patíbulo estaba su madre, María. Stabat Mater, María estaba debajo de la cruz, para compartir el sufrimiento del Hijo. No estamos solos, tenemos una Madre que desde el Cielo nos mira con amor y está cerca de nosotros. Aferrémonos a ella y digamos: “¡Madre!”, como lo hace un niño cuando tiene miedo y quiere ser consolado y tranquilizado. Cómo obtuvo tranquilidad el humilde granjero Benedetto Pareto, en 1490, en el Monte Figogna, cuando vio a una dama con una cara hermosa y muy dulce, que se presentó ante él como la Madre de Jesús pidiendo la construcción de una capilla. Levanten los ojos hacia la Madonna della Guardia y confíen en la ayuda de su madre”.
La belleza de las relaciones humanas
El Papa manifestó también “que no están solos porque la comunidad cristiana, la Iglesia de Génova, está con ustedes y comparte sus sufrimientos y sus dificultades”. “Cuanto más somos conscientes de nuestra debilidad, de la precariedad de nuestra condición humana, más redescubrimos la belleza de las relaciones humanas, de los lazos que nos unen, como las familias, las comunidades y la sociedad civil”.
Por último, indicó que “los genoveses, son capaces de grandes gestos de solidaridad, sé que se arremangan, que no se rinden, que saben cómo estar al lado de quienes más lo necesitan. Sé que incluso después de la gran tragedia que ha lastimado a sus familias y a la ciudad, han podido reaccionar, levantarse, mirar hacia adelante. ¡No pierdan la esperanza, no dejen que se las roben! Continúen apoyando a los más afectados. Rezo por ustedes y ustedes, por favor, no olviden rezar por mí”.