Francisco instó a los cristianos a crear puentes de amistad con quien vive momentos duros, de tristeza y de pecado durante la audiencia general del miércoles, después de una pausa de verano (en Europa).
“No olvidemos, la mano siempre tendida para levantar al otro, es la mano de Jesús que a través de nuestra mano, ayuda levantar a los demás”, dijo el papa Francisco este miércoles 7 de agosto en el aula Pablo VI del Vaticano, durante la 280 audiencia general celebrada desde el inicio del pontificado (2013), según Vatican News.
El Pontífice ha retomado la predicación de las catequesis del miércoles después de la pausa de verano (en Europa) y reflexionó sobre la primera curación que narra el libro de los Hechos de los Apóstoles. Se trata de la curación de un hombre paralítico de nacimiento que pedía limosna en la puerta del Templo llamada Hermosa.
El arte del acompañamiento
En este contexto, el Papa instó a que la Iglesia sea madre de todos y que viva el arte del acompañamiento que se caracteriza por la delicadeza con que se acerca a la tierra sagrada del otro. Así “nuestro caminar tendrá el ritmo sanador de la projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana”.
“Esto hacen los dos apóstoles (Pedro y Juan) con el “tullido de nacimiento” lo miran, le dicen: “míranos”, tienden la mano, lo levantan, lo curan. Así hace Jesús con todos nosotros, pensemos en esto en momentos duros, en momentos de pecado, en momentos de tristeza. Hay está Jesús que nos dice: “¡Mírame, yo estoy a aquí!”. Tomemos la mano de Jesús y dejémonos levantar”, dijo Papa mirando directamente al público de 6000 personas participantes en la audiencia general del miércoles.
Puentes de amistad y solidaridad
Francisco recuerda que Pedro y Juan al ver al paralítico crean una relación con él, un encuentro real entre personas, que es donde a Dios le gusta manifestarse. “A continuación Pedro le dice: “No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y camina», y tomándolo de la mano lo levantó”.
En la catequesis, el Papa ilustra que el mendigo no obtuvo dinero, sino que recibió “el Nombre que salva: Jesús de Nazaret. Aquí vemos el retrato de una Iglesia que mira al que está en dificultad para crear relaciones significativas, puentes de amistad y solidaridad”.
En este sentido, volvió a proponer la figura de los dos apóstoles para construir relaciones auténticas con los demás y con los más necesitados: “Pedro y Juan nos enseñan a no poner la confianza en los medios, que siempre serán útiles, sino en la verdadera riqueza que es la relación con Cristo resucitado”.
¿Con qué podemos enriquecer a los otros?
De hecho, cuestionó: “Y nosotros, ¿qué tenemos? ¿Cuál es nuestra riqueza, nuestro tesoro? ¿Con qué podemos enriquecer a los otros? Pidamos al Padre el regalo de una memoria agradecida al recordar los beneficios de su amor en nuestras vidas, para dar a todos el testimonio de alabanza y de la gratitud”.
Por ultimo, el Papa saludó a los peregrinos y les invitó a pedir al Señor que “nunca olvidemos que la verdadera riqueza de nuestra vida está en su amor infinito, y que nos esforcemos en compartirlo también con los demás. Que Dios los bendiga”.