No es por falta de cuidados o atención, sino por cómo funciona nuestro “piloto automático”Los gemelos Luna y Phoenix Rodríguez de apenas un año, murieron el pasado 26 de julio en Nueva York cuando su padre, Juan Rodríguez, de 39 años, los olvidó en el asiento trasero del auto.
Juan había dejado, previamente, en la guardería a otro de sus hijos (Tristán, de cuatro años) y luego cumplió su jornada de trabajo como consejero en un hospital de veteranos de guerra (él mismo pertenece a la Guardia Nacional de Estados Unidos).
El problema de Juan fue que de las ocho de la mañana a las cuatro de la tarde se olvidó que sus pequeños estaban en el coche, con el asiento de niños mirando hacia atrás. Nueva York estaba a 30 grados centígrados ese día.
Según los expertos, esa temperatura exterior puede llegar a 45 grados centígrados en el estacionamiento soleado donde Juan dejó su auto. Cuando regresó del trabajo, justamente para pasar por los gemelos, se dio cuenta que no respiraban ya. La temperatura que descubrieron los forenses en los niños era de 42 grados: demasiado para un bebé.
¿Era un desalmado?
Rodríguez fue detenido por homicidio involuntario, pagó la fianza y está ahora tratando de entender cómo puedo haberse olvidado de sus pequeños y cómo pudo haberlos matado involuntariamente.
Tanto su esposa como sus amigos han dicho que era un buen padre, amoroso con sus hijos; un hombre que había trabajado para sostenerlos a ellos y a otros dos hijos fruto de su primer matrimonio.
Es más, su esposa actual, Marissa, está hundida por el dolor, pero ha dicho que su marido es incapaz de hacerlo daño a uno de sus hijos. En un comunicado, reproducido por The New York Times, dijo: “Aunque me duele más de lo que imaginé posible, aún amo a mi esposo”.
En realidad, Rodríguez no es un desalmado: condujo su auto hasta el hospital en la zona del Bronx bajo “piloto automático”, pensando, todo el tiempo, que ya había dejado a sus pequeños en la guardería. Se bajó del auto, no vio hacia atrás a sus gemelos y se fue a trabajar.
¿Sucede a menudo?
Un profesor de psicología del Estado de Florida, David Diamond, fue consultado el domingo 28 por Rodríguez para que le ayudara a comprender su olvido. De hecho, Diamond dedica parte de su trabajo a explicar por qué padres amorosos olvidan a sus hijos en el coche y los encuentran muertos.
Diamond declaró a The New York Times que le dijo a Rodríguez que “cientos de padres también han dejado a sus hijos en autos con una temperatura muy alta con resultados igualmente trágicos. Le ha sucedido a médicos, contadores y maestros”.
Según las estadísticas que posee Diamond, desde 1998, unos 440 niños en Estados Unidos han muerto por golpe de calor después de que se olvidaran de ellos en el auto y, en general, no es por falta de amor, dijo Diamond, sino por el modo en que funciona la memoria humana.
Julio es el mes en el que más niños mueren por golpe de calor, encerrados en un auto. Los jueves y los viernes son, según Jan Null, meteorólogo de la Universidad Estatal de San José, también citado por The New York Times, los días de mayor incidencia de estas tragedias. Luna y Phoenix murieron un viernes.
Hay que voltear hacia atrás
El consejo es muy sencillo: todos conducimos con “piloto automático” cuando realizamos una rutina diaria. El viernes es el día que más cansancio hemos acumulado. Hay que hacer lo que no hizo Rodríguez: mirar hacia atrás del auto.
“Según la investigación de Null, 54 por ciento de los 795 niños que murieron de golpe de calor entre 1998 y 2018 (en Estados Unidos) murieron por descuido de sus cuidadores. El resto se había subido al auto por sí mismo, estaba atrapado (26 por ciento) o fue abandonado a propósito en el vehículo (19 por ciento)”, escribe el rotativo neoyorquino..
En otras palabras, la mayoría ha muerto cuando quienes los cuidaban se olvidaron de que los llevaban en el asiento trasero del coche, casi siempre de camino a la guardería.
Con información de The New York Times