El dinero, sin confianza, no tiene valor
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Los antropólogos describen que una de las capacidades más importantes de los seres humanos, y que nos ha permitido superar a otras especies, ha sido la generación de relatos que han propiciado la cooperación entre individuos. De esta manera, la suma de esfuerzos permitió la sinergia suficiente que nos ayudó a alcanzar lo que individualmente era imposible. Pero estos relatos no pueden tener raigambre en la voluntad humana sino se fomenta la confianza. La confianza así se muestra como ingrediente clave y consustancial con la cooperación frente al comportamiento individual.
Harari, en su best-seller Sapiens, destaca la invención del dinero como uno de estos relatos que más éxito han tenido en la Historia de la Humanidad. La popularización de este instrumento de intercambio permitió la extensión de los mercados mostrando que el comercio aúna intereses e incentivos a lo largo del tiempo, del espacio e incluso entre civilizaciones como alternativa a la guerra.
Pero nada de esto sería posible si no existiera una base mínima de confianza. El dinero es un depósito de confianza en el que cada uno tiene incentivos a depositar su propia confianza en tanto que cree que todos los demás ya la han depositado y que por lo tanto va a ser un medio de intercambio aceptado por todos los demás.
Imagine que una serie de políticas económicas hicieran que la gente no tuviera credibilidad en una moneda o divisa. Ha sucedido en muchos países en las últimas décadas. Dada esta pérdida de confianza como instrumento de cambio o de ahorro, la gente desea desprenderse de esa divisa, aumentando la oferta y reduciendo su demanda. En consecuencia, esta divisa se devalúa en el mercado. La cotización en el mercado de una divisa revela la confianza depositada en esa moneda como medio de intercambio o de ahorro.
Más allá de la consideración técnica de lo que es un mercado, el intercambio entre personas requiere ineludiblemente de un grado de confianza. En el fondo, aunque se obvie o en ocasiones se desprecie, existe una Ética del intercambio en favor de esa confianza.
Conscientes de que las crisis económicas van a aparejadas con el grado de confianza en los mercados, cada mes, la OCDE publica un indicador de confianza tanto general como sobre el consumo y sobre los negocios. Estos índices se utilizan como indicadores adelantados del ciclo económico.
Ilustración 1 Indicador adelantado desde 2014 a 2019 de la OCDE de grupo de países ( Brasil, Alemania, Italia, España, Reino Unido y Estados Unidos).
En el gráfico se puede observar la evolución temporal desde 2014 hasta el 2019 del indicador adelantado mensual que publica la OCDE para el grupo de países: Brasil, Alemania, Italia, España, Reino Unido y Estados Unidos. Cada recuadro contiene un país con su serie destacada y en gris el resto de países de cara a establecer una comparativa.
Hay países como España en el que el indicador muestra menos volatilidad (altibajos menos extremos) pero con niveles inferiores a países como Alemania. La mayoría muestran que en el 2019 va a suceder una reducción de la previsión del comportamiento económico debido a la confianza que muestran sus agentes, excepto Brasil que, viniendo de una crisis importante en el 2014, se espera un comportamiento muy superior al resto durante el 2019.
Estas estimaciones basadas en la confianza de los consumidores y la percepción de los empresarios acaban construyendo una orientación sobre la confianza de la economía de un país. Es por eso que, este indicador de la OCDE, acaba siendo una herramienta útil a nivel internacional. Orienta la confianza en las economías.
Teniendo en cuenta la importancia de la confianza en el comportamiento económico, deberíamos plantearnos si no deberíamos recuperar el espacio para la Ética de cara a una prosperidad sostenible.