Hay cosas de nuestras madres que entendemos con el paso del tiempo, pero que vale la pena tener siempre presentes.
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El amor de una madre es incondicional, pero a veces no podemos entender por qué nuestras madres son como son. Muchas de las cosas que hacen o dicen tampoco parecen ser algo grandioso en ese momento, pero con el paso del tiempo aprendemos a valorarlas más.
Si tienes el don de tener a tu madre, hay cosas pequeñas pero llenas de sabiduría que vale la pena recordar cuando estés cerca de ella para no dejar pasar una oportunidad que nos da la vida, mostrar gratitud y hacer que cada momento a su lado cuente.
Acepta cada abrazo con un abrazo más grande
A medida que crecemos hay una tendencia a abrazar menos y recurrimos menos al afecto de nuestra madre. De hecho, solo lo hacemos cuando estamos en un momento de necesidad. No esperes a tener que hacer eso cuando las cosas se pongan difíciles.
Tampoco te conformes con un saludo o con quedarte inmóvil esperando que retire sus brazos cuando te abrace. Esas son oportunidades únicas que la vida te regala. Sorpréndela y abrázala fuerte, y solo por unos segundos más, no la sueltes.
Hazle preguntas sobre todo
A nuestra madre podemos preguntarle cualquier cosa y sabemos que nos dará una respuesta honesta. De hecho, querrá contarnos y compartir aquello que queremos saber, pero por lo general le preguntamos muy poco.
¿Cómo se conocieron con tu padre? ¿Cómo supo que estaba enamorada? ¿Qué ocurría mientras crecías en su vientre? No esperes a que estas conversaciones lleguen cuando ya seas mayor. Hazle las preguntas ahora. Puede que no sea posible hacerlo más tarde y te pierdas detalles importantes de tu historia.
Entiende que su consejo viene de años de experiencia
Muchas veces sentimos que las madres se meten en nuestra vida privada. Intentan decirnos cómo manejar mejor una situación o qué hacer, y nosotros solemos ignorarlas y les decimos que no tienen idea de cómo es el mundo hoy; que no se compara con lo que ellas han vivido.
Cuando uno mira hacia atrás, se da cuenta de que ella tenía razón. Las madres casi nunca se equivocan. Es probable que sea la persona que mejor te conozca. Ha pasado años a tu lado observándote y viéndote crecer. Confía en ella. En lugar de rechazar los consejos, escucha primero y luego decide qué hacer con ellos.
Mantén una buena comunicación y no ignores sus mensajes
Atiende cada llamada que puedas. Contesta sus mensajes y enséñele a usar las nuevas tecnologías. Aunque parezca una pérdida de tiempo, un simple “hola” camino al trabajo o un corto mensaje antes de salir de viaje, pueden hacer una gran diferencia.
Un día esas llamadas ya no estarán, su nombre no aparecerá en tu teléfono y los comentarios que te deje en Facebook alegrarán tu día cuando aparezcan años más tarde en tu muro. Tendrás más recuerdos acumulados de la experiencia compartida con ella.
Comprende que hace lo mejor que puede
Muchas veces nos damos cuenta de lo mucho que ha hecho nuestra madre y podemos valorarlo realmente cuando nos toca a nosotros ocupar ese rol con nuestros hijos. La vida nos va enseñando a mirar con ojos más misericordiosos y podemos encontrar mucho bien.
Nuestros padres son personas como nosotros, con defectos y virtudes. Pensamos en ellos en su rol de padres y nada más, pero también ellos han venido con una historia por detrás. Si tu madre no ha sido exactamente como querías o esperabas, perdónala y reconócela por lo que es: una mujer con un don maravilloso de la que nada ni nadie jamás te separará.
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