Descubre los bailes y lo mejor de una tradición repleta de color y religiosidad popular
La Tirana, en tiempos sin pandemia, es la fiesta religiosa más popular y concurrida de Chile. Se celebra en el pueblo de La Tirana (comuna de Pozo Almonte, en la Región Tarapacá) cada 16 de Julio, en honor a la Virgen del Carmen. En este pueblo, de no más de 560 habitantes, se reúnen cerca de 300.000 visitantes durante la semana de celebraciones.
Allí llegan fieles provenientes de diversas partes de Chile, Perú y Bolivia. Al llegar al pueblo, los peregrinos cantan y bailan. Se une lo pagano y lo religioso en esta fiesta única. La fiesta de la Tirana tiene sus raíces en la tradición oral. Este relato fundante da cuenta del proceso de conversión al cristianismo de la princesa inca Ñusta Huillac, quien escapó de la expedición de Almagro cuando retornaba de Chile.
La Ñusta, a la altura del poblado de Pica (desde Iquique a dos horas en auto hacia el interior), huye para refugiarse en los bosques de tamarugos, manteniendo la zona libre de presencia hispana. Por su gran “odiosidad” hacia los españoles, recibe por parte de ellos el sobrenombre de “La Tirana”.
El relato cuenta que toman prisionero a un minero portugués llamado Vasco de Almeida, quien se esconde en el bosque de tamarugos, pero no lo matan como era la costumbre, porque el relato dice que la flecha chocó en su pecho con una medalla de plata con la imagen de la Virgen. Ante este hecho misterioso lo llevan ante la Ñusta. Al consultar a las “wakas” (sacerdotes incas) la Ñusta decide atrasar su ejecución para la cuarta luna.
La princesa inca y el portugués se conocen, y es aquí donde el relato fundante, no leyenda, da pie a diálogos donde será posible la evangelización de la Ñusta por parte del portugués. Esto traerá consigo el enojo de los indígenas con la Ñusta al ver que estaba traicionando su fe ancestral. El relato cuenta que fue en el momento del bautismo de la Ñusta que ambos encontraron la muerte por mano de los indígenas. La Ñusta en su agonía pide una sepultura con una cruz cristiana. Esta es la cruz que encuentra fray Antonio de Rondón hacia 1541 cuando va tras la expedición de Pedro de Valdivia a Chile. Rondón, coloca una imagen de la Virgen en el lugar y con ello comenzará una devoción a la “Chinita” que se mantendrá entre los lugareños, para desarrollarse por toda la zona desde la segunda mitad del siglo XVIII, llegando posteriormente a constituir la gran manifestación de Piedad Popular en el Norte Grande de Chile que hoy conocemos.
En 1830 la región comenzó a experimentar una gran transformación debida al auge del salitre, materia prima para los procesos industriales de la época. De esta manera se fueron formando y creando verdaderos pueblos llamados “oficinas salitreras”, que contrataban con abundante mano de obra provenientes del sur, dio una dimensión más masiva, en la medida en que se convertía en un referente para la religiosidad de los obreros del salitre, enfrentados a un territorio absolutamente distinto a su lugar de origen. Muy pronto estos obreros se habituaron a visitar la ermita de Nuestra Señora del Carmen.
La festividad adquirió un nuevo carácter a fines del siglo XIX, con ocasión de la Guerra del Pacífico (1879-1884) y la incorporación del territorio tarapaqueño a Chile. La gran variedad de colores, ritmos y coreografías es sin duda una de las principales características de esta festividad, donde cada baile expresa de manera distinta su devoción a la Virgen.
Los Bailes de La Tirana
El baile Chino, posee una jerarquía especial, ya que ellos sacan a la Virgen en procesión. La tradición se impuso a fines del siglo XIX cuando Tarapacá estaba en pleno proceso de chilenización. El Baile Chino era reconocido como una institución antigua que nació en Andacollo, es decir, eminentemente chileno.
Los Chunchos, esta danza representa a los indígenas de la vertiente oriental de Los Andes con una estructura que nace en Bolivia y data de 1848. Hoy es el único baile del tipo tradicional selvático.
Los Morenos, nacen en la década de los 30 origen está ligado a los bailes negros africanos traídos a América. Utilizan la matraca para acompañar el baile.
Las Kullacas, danza incaica exclusivamente femeninas, asociadas a los bailes ceremoniales al sol y también a los pastores aymaras. En lengua aymara, Kullacas significa “hermana mayor”. Este baile utiliza un poste en el centro de la pista, del que se descuelgan múltiples cintas de colores, las que van trenzando a medida que bailan.
Los Gitanos, esta danza surge después de 1930, e omitan a agrupaciones de gitanos utilizando trajes coloridos, pañuelos y panderos.
Sambos caporales, con raíces coloniales, bolivianas y afroportuguesa. Se caracteriza como un baile que satiriza a los capataces de las plantaciones de azúcar. Por eso llevan un látigo, grandes botas y sombrero ancho con un costado doblado hacia arriba. Utilizan silbatos para ir marcando sus pasos.
Las Diabladas, nacen en el santuario de la Tirana en 1957 con sus intensos colores y amplias coreografías, es una las danzas más representativas de la fiesta de La Tirana, sin embargo, este baile proviene de Bolivia y se ejecuta en honor de la Virgen del Socarrón en el carnaval de Oruro. Si bien, data de 1800 esta danza llegó a Chile por primera vez en 1956, cuando la Diablada Ferroviaria de Oruro fue invitada a la Fiesta de La Tirana. Fue tal el impacto que causó esta representación popular, que de inmediato surgió el impulsó por crear una versión chilena, surgiendo el año 1957 la “Diablada de los Siervos de María” también conocida como la Diablada del Goyo debido al nombre de su fundador, Gregorio Ordenes.
Esta danza puede ser en pareja o en grupo. Se interpreta en lugares abiertos, y por ser un baile de recorrido, necesita de gran espacio. Coreográficamente destacan en los saltos y movimientos expandidos, así como una serie de personajes claramente definidos, que asumen distintas funciones en el desarrollo de la danza.
El Caporal, el jefe de la agrupación, enseña los pasos y el orden en los desplazamientos en el espacio. El Diablo Mayor es el primer bailarín, da la orden de los movimientos y encabeza el conjunto de baile. Conformado en su mayor parte por diablos y cholas (indias). Los diablos son bailarines que se instalan a los costados del grupo, envolviendo a las cholas o chinas morenas quienes, se ubican en el centro del conjunto, representando a la esposa del demonio. A su vez, se instalan alrededor los angelitos vestidos de blanco, representados por dos niñas, que anticipan la entrada del diablo en el templo; y por ultimo encontramos a los figurines, personajes coloridos que encarnan identidades más típicas de la región. Como el oso, representando el mestizaje o el cóndor, emblema de lo altiplánico andino.
Al conocer la historia y bailes de la Virgen del Carmen de La Tirana podemos comprender estas “fiestas de piedad popular” y que Pablo VI en su Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi la explica diciendo: «refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer» y que «hace capaz de generosidad y sacrificio hasta el heroísmo, cuando se trata de manifestar la fe», y Benedicto XVI, señaló que se trata de un «precioso tesoro de la Iglesia católica» y que en ella «aparece el alma de los pueblos latinoamericanos».
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