Somos seres relacionales, y las relaciones primarias con nuestros seres queridos nos marcan más de lo que creemos
Todo ser humano, al nacer, tiene una inercia natural de unión con sus figuras de referencia. Es algo necesario para la supervivencia, el desarrollo de la persona y la construcción de esquemas sobre sí mismo y el mundo.
Existen numerosos factores que influyen en el desarrollo psicológico y emocional del niño. Sin embargo, uno de los que más influye es la manera en la que son atendidas sus necesidades básicas y afectivas, además del tipo de apego que se establezca con él. De ello dependerá el desarrollo de su autoestima, seguridad en sí mismo y confianza con el entorno que le rodea.
Conocer detalles de tu infancia, por tanto, puede ayudarte a explicar el por qué de algunas de tus dificultades en las relaciones que estableces como adulto.
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1Apego ambivalente/ansioso
Se trata de adultos con interacciones ambivalentes, por un lado, resistentes a la interacción y por otro, buscadores de proximidad y contacto. Excesivamente autocríticos, inseguros, controladores, dependientes y necesitados de aprobación. Se sienten indignos de amor gratuito y para recibir amor creen tener que desvivirse por el otro.
Este niño posiblemente estableció una relación inconsistente con sus padres. En ocasiones recibían amor y atención y en otras, frialdad e insensibilidad (padres alcohólicos, madres depresivas, castigos físicos severos). Un contacto impredecible que creó en el niño mucha inseguridad y confusión.
2Apego inseguro/evitativo
Son personas que rechazan la intimidad, solitarios, fríos, autosuficientes, desconfiados, desconectados de sus emociones y evitan conectar con los demás para no sentir dolor.
Pueden ser niños que ante la expresión de sus necesidades recibieron una desatención e insensibilidad por parte de su figura de referencia. Padres de cuerpo presente pero ausentes emocionalmente, que le exigieron una independencia prematura comprándole con cosas materiales o no poniéndole ningún límite.
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3Apego desorganizado
Personas muy inseguras, con facilidad para bloquearse y anularse, les cuesta mucho tomar decisiones, evitan la intimidad, reprimen sus emociones y necesidades. Pueden llegar a ser muy violentos ante lo que creen amenazante.
Pueden ser niños que han sufrido abusos sexuales, violencia física, emocional y psicológica. Las figuras de seguridad que deberían cuidar de él son su principal fuente de terror.
4Apego seguro
Son adultos confiados, se saben valiosos y capaces, interactúan con facilidad, con iniciativa, fuertes emocionalmente y seguros de sí mismos.
Sus necesidades de niño fueron atendidas suficientemente por sus cuidadores. Una crianza cubierta de afecto, diálogo y límites puestos con sentido para ayudarles a tolerar y fortalecerse ante las dificultades de la vida adulta.
Tuvo unos padres sensibles y atentos, que le dejaron explorar, estando presentes ante cualquier problema. Respondieron a lo que solicitaba, valorando el punto medio para no caer en sobreprotección ni abandono.
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El tipo de apego que se establezca influirá considerablemente en la manera de relacionarse del adulto, su autoconcepto y su visión sobre el mundo. Los aspectos no resueltos en la infancia pueden condicionar considerablemente al adulto. Cuanto más consciente se sea, se revise profundamente la historia de cada uno, e incluso se haga un proceso personal, se podrá vivir con mayor libertad y seguridad.