"Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol", dice el Eclesiastés. Por tanto, ha de haber un tiempo con pantallas y otro tiempo sin pantallas. Aunque la mayoría de los padres están convencidos de ello, sigue siendo muy difícil convencer a los hijos de pasar tiempo "sin pantallas".
El método de los 4 pasos elaborado por Sabine Duflo, psicóloga clínica y terapeuta familiar, permite fijar unas reglas claras y precisas para limitar el tiempo de exposición a las pantallas y explicar los excelentes motivos de esa limitación en caso de rebelión infantil.
Las reglas son tan simples como de sentido común:
1Nada de pantallas por la mañana
Muchos niños miran la televisión nada más levantarse o mientras desayunan. Sin embargo, la psicóloga alerta sobre el hecho de que las pantallas son captoras de atención y que la atención se agota al cabo de 15 minutos. Pero la atención es fundamental para el aprendizaje escolar. El niño que mira una pantalla por la mañana fatiga su sistema atencional antes incluso de llegar a clase. En la escuela, tendrá problemas para permanecer tranquilo y concentrarse y sus resultados académicos podrían empeorar.
2Nada de pantallas durante las comidas
La televisión encendida durante las comidas familiares impide que el niño converse con sus padres. Por consiguiente, los padres le hablan menos y él adquiere un vocabulario más pobre, un lenguaje menos rico.
Además, el contenido ansiógeno de ciertos programas, como el mismo telediario, por ejemplo, tiene repercusiones sobre el comportamiento y la gestión de las emociones del niño. Incluso si los padres dedican tiempo a explicar ciertas imágenes que pudieran ser impactantes, eso no modifica sus emociones.
3Nada de pantallas antes de acostarse
Las pantallas, con sus imágenes cambiantes, sobreestimulan el cerebro. No son una actividad relajante, contrariamente a lo que se podría creer.
Como consecuencia, el descanso que sigue a la exposición a las pantallas es de menos calidad y el niño se recupera menos bien. Además, las pantallas proyectan una luz azul (LED) que inhibe la melatonina, hormona reguladora del sueño, impidiendo que el niño se duerma de forma natural.
4Nada de pantallas en la habitación del niño
La presencia de una pantalla en el dormitorio de los niños disminuye forzosamente su tiempo de descanso. Y además los padres no tienen la posibilidad de controlar qué ven sus hijos.
En resumen, en una habitación sin pantallas, el niño aprende a desarrollar competencias esenciales: actividades sensomotoras, juegos imaginarios, juegos simbólicos, grafismo, tan necesarios para el desarrollo de su pensamiento, de su atención, de su socialización. Aprende también a no angustiarse cuando está solo. Así puede imaginar, creer, inventar.
Concretamente, si vuestros hijos no pueden prescindir de la pantalla, todavía tienen una horquilla de tiempo de uso entre el almuerzo y la cena, una vez que los deberes estén hechos, por supuesto.