Los olvidos a veces ocasionan disgustos. ¿Son verdaderamente un defecto? Y, lo más importante, ¿podría cambiar?El ser despistado suele ser un calificativo que nos ponemos a nosotros mismos después de comprobar que hemos olvidado asuntos importantes. Recuerdo a un señor que se pasó un buen rato buscando las gafas por toda su casa hasta que puso en danza a su familia y su esposa se dio cuenta de que las llevaba en la cabeza.
En el caso de los niños, en el aula puede aparecer el personaje que anda mirando poco a la pizarra y mucho a la ventana. O que se queda embobado con cualquier cosa que no sea el contenido que explica el profesor. Pero, ¿sabemos si es inteligente y se aburre o es que no atiende por falta de hábitos de estudio?
El despistado es el que suele olvidar recados que le han pedido otras personas. O el que se distrae en el trabajo.
Los problemas llegan sobre todo cuando esos olvidos repercuten en otras personas. ¿Se imaginan que un cirujano fuera despistado en una operación y se olvidara algo del instrumental en el cuerpo de un paciente?
En casa, el despistado a veces recibe comentarios hirientes como “no se te puede encargar nada”, “siempre olvidas todo”, “parece que no quieres a los de tu casa”. Culpabilizar no sirve de nada, sólo consigue hacer daño al despistado, pero no le ayuda a resolver el problema.
¿Cómo evitar ciertos despistes?
1. Para empezar, determina cuál es la raíz del problema.
Si tienes despistes porque debes estar pendiente de veinte cosas a la vez y andas estresado, es posible que haya despistes en tu jornada. Se deben al cansancio, la fatiga y la ansiedad. Son olvidos que se producen porque hay una sobrecarga: por ejemplo, se te olvida algo de la compra porque además tenías que hacer otros 6 recados en un espacio de tiempo muy limitado.
Si los despistes alcanzan un nivel preocupante y realmente interfieren en tu vida cotidiana, quizás deberías plantearte acudir a tu médico de cabecera. Podría tratarse de un Trastorno por Déficit de Atención o incluso enmascarar algún tipo de patología. En cualquier caso, no te autodiagnostiques: acude siempre a un especialista.
2. Analiza si son despistes consentidos.
¿Te justificas y ya no pones interés en mejorar? ¿Te da igual si los demás resultan perjudicados por tus despistes? “Es que soy así” no te hace ser mejor persona, en cambio te ancla en una forma de ser dañina. Si olvidas entregar un certificado a tiempo, o pagar unos impuestos o multa de tráfico en el plazo correspondiente y eso hace que tengas que pagar más, es claramente negativo. Pero si al comprobar tu despiste piensas que “ya lo pagará” otra persona de tu familia, entonces es que te falta voluntad.
Una cosa es el olvido por acumulación de tareas y otra muy distinta la superficialidad y la pereza.
Una persona es perezosa, superficial o imprudente si cuenta con que alguien le sacará de sus problemas motivados por los despistes: tus padres, un amigo, el Estado… Es decir, cuando no asume las consecuencias de sus actos.
Para vencer los despistes causados por el estrés
- Conviene ordenar nuestro tiempo limitado y decidir qué cosas haré en cada momento. Debemos hacerlo con realismo, por prioridades y con orden.
- Anota las cosas. A veces exige el pequeño sacrificio de escribir en un momento poco oportuno, pero disponer de una lista de tareas es básico para llegar a todo. Adjudícales un número, de manera que sepas qué tareas son más importantes que otras. Si algo queda para otro día, mejor que sea lo menos importante.
- Comunicar en la familia y el trabajo mi situación, para que me ayuden a recordar las tareas y llegar a todo.
- Ten en cuenta tu personalidad. Hay personas con una alta capacidad de fijarse en una sola cosa, mientras que otras tienen un “cerebro panorámico”, que atiende a muchos inputs de información. Son inteligentes ambos tipos, y lo único que hay que hacer es lograr que trabajen en equipo.
- Pregúntate: ¿Me ocurren despistes últimamente? ¿Les doy la relevancia que se merecen? ¿Me lo tomo a risa? ¿Pienso en las consecuencias que tienes esos despistes para mí y para otros? ¿Soy sincero conmigo mismo y sé poner nombre a esos despistes cuando son motivados por haber prestado más atención a algo que me apetecía más?
- Existen fórmulas materiales para ir corrigiendo los despistes. Por ejemplo, anotar en el móvil o en una libreta las tareas pendientes. Hacerlo habitualmente nos ayudará a no tener despistes (o por lo menos no tener tanto). También ayuda poner en marcha la alarma del móvil para que suene.
- Si la causa es el cansancio, antes de focalizar el problema en los hechos negativos que han sucedido hay que poner la mirada en cómo lograr descanso para el cerebro: dormir bien, pasear, oxigenar las neuronas… De este modo ya estamos poniendo remedio a futuros olvidos.
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