En todo el mundo, se están haciendo esfuerzos para reducir la cantidad de basura de plástico que acaba en los rellenos sanitarios o en nuestros océanos
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
“Cada año acaban en el océano unos ocho millones de toneladas de plástico, un material que puede tardar siglos, o más, en desaparecer. ¿Podemos seguir disfrutando de este invento sin destruir el planeta?”
Ésta es la pregunta que se hace la revista National Geographic y es la pregunta que también se acaba de hacer la ONU Medio Ambiente, entidad que alertó sobre la necesidad de una gestión sostenible del plástico, considerando todo su ciclo de vida.
La “revolución del plástico” nacía en la postguerra, hacia principios de la década de los cincuenta del siglo pasado. Tanto así que en 1955, la revista Life publicó en su portada la foto de una familia estadounidense celebrando la llegada de “La vida de usar y tirar”, propiciada en parte por el plástico desechable.
“Los plásticos de un solo uso nos han facilitado la vida, pero también constituyen una gran parte de los residuos que hoy ahogan los océanos”, dice en su investigación National Geographic.
En muchos lugares del mundo se han comenzado a prohibir, por ejemplo, las bolsas de plástico. “Sabemos cómo recoger la basura. Sabemos cómo desecharla. Sabemos cómo reciclarla. La clave está en crear las instituciones e implementar los sistemas necesarios para ello”, dice el National Geographic.
Fuente de contaminación del aire
Por su parte, ONU Medio Ambiente señala, además, que las medidas para prohibir o reducir el consumo de plásticos desechables ayudan a combatir también la contaminación del aire. “Y es que la incineración de residuos plásticos a cielo abierto es una de las principales fuentes de contaminación del aire”.
En torno a 12 por ciento de la mayoría de los residuos sólidos municipales se hace de plástico, de un tipo u otro, y 40 por ciento de toda la basura del mundo se quema, de acuerdo con el estudio contaminantes tóxicos de la basura plástica.
La quema de plásticos libera gases tóxicos en la atmósfera y representa una amenaza a la vegetación y a la salud humana y animal. El organismo de ONU subraya que las dioxinas se depositan en plantaciones y en cursos de agua, “donde acaban entrando en nuestros alimentos y, consecuentemente, en nuestros cuerpos”.
Esfuerzos mundiales
“La quema de la basura plástica aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, agrava enfermedades respiratorias, como asma y enfisema, causa irritaciones en la piel, náuseas y dolores de cabeza, y perjudica al sistema nervioso”, afirma el estudio de ONU Medio Ambiente.
La quema de plástico también libera el carbono negro, en forma de hollín, que contribuye con el cambio climático y la contaminación del aire.
En todo el mundo, se están haciendo esfuerzos para reducir la cantidad de basura de plástico que acaba en los rellenos sanitarios o en nuestros océanos. En marzo de 2019, la Unión Europea aprobó una ley para prohibir hasta 2021 muchos artículos de plástico desechable, como los cubiertos de plástico, platos desechables y bastoncillos de globos.
Hasta ahora se han fabricado unas 8.300 millones de toneladas de plástico desde que su producción empezase sobre 1950, lo que equivale al peso de unos mil millones de elefantes. Tan solo los fabricantes de bebidas producen más de 500.000 millones de botellas de plástico de un solo uso cada año.
La contaminación del aire es tema del Día Mundial del Medio Ambiente de este año, que se celebra el 5 de junio. “La calidad del aire que respiramos depende de las elecciones que hacemos todos los días”, concluye diciendo el reporte de ONU Medio Ambiente.