Apenas anoche, el papa Francisco, 82 años, regresó a Roma de su viaje apostólico a Bulgaria y Macedonia del Norte de tres días, y esta mañana ya estaba a primeras horas de la mañana subido en el papamóvil abierto para saludar a los peregrinos congregados para la tradicional audiencia general del miércoles 8 de mayo en la Plaza de San Pedro.
Francisco agradeció a los pueblos que lo acogieron con tanto “amor” en su gira. Asimismo, contó su encuentro con las hermanas de Madre Teresa que asisten a los más pobres en Macedonia del Norte.
“He quedado impresionado de la ternura, la ternura evangélica, de estas mujeres y esta ternura nace de la oración, de la adoración (eucarística). Ellas acogen, se sienten madres, hermanas de todos, pero lo hacen con ternura.
Muchas veces nosotros, cristianos, perdemos la perspectiva de la ternura y cuando no hay ternura, nos volvemos demasiado serios, ácidos. Estas monjas son dulces, tiernas, y realizan obras de caridad, pero la caridad como debe ser, sin disfrazarla”, comentó.
Al contrario, destacó, “cuando se hace caridad sin ternura, sin amor, es cómo sí nosotros echáramos encima un vaso de vinagre a la obra de caridad. No, la caridad es alegre, no es ácida, estas monjas son un hermoso ejemplo, qué Dios las bendiga a todas”.
Madre Teresa
En efecto, el Papa manifestó que en Macedonia del Norte le ha acompañado “la fuerte presencia espiritual de la Madre Teresa de Calcuta“, que allí nació. “Ella refleja bien la imagen de la Iglesia en este País: una comunidad tal vez pequeña pero llena de fuerza, gracias a la acción del Espíritu Santo, y que sabe acoger a todos para manifestarles el amor de Cristo”, expresó.
En el encuentro con los jóvenes, comentó, “muchos también de diversas confesiones cristianas y de distintas religiones, los he exhortado a soñar cosas grandes y a comprometerse, como Madre Teresa, escuchando la voz de Dios en la oración y en la carne de los hermanos más necesitados”.
Después, recordó, “los testimonios de sacerdotes y personas consagradas, hombres y mujeres que han dado su vida por Cristo”.
“Frente a la magnitud de los problemas del mundo actual, les he invitado a no desanimarse recordándoles cómo un poco de levadura puede transformar toda la masa. Es el misterio de la Eucaristía, semilla de vida nueva para toda la humanidad”, agregó.
Juan XXIII
Por otro lado, rememoró que en Bulgaria, el inicio de su itinerario (5 al 6 de mayo), “me he dejado guiar por el recuerdo vivo del papa san Juan XXIII, que en 1925 se desempeñó allí como Delegado Apostólico”.
Francisco destacó que ha seguido el ejemplo de bondad y caridad del llamado “Papa búlgaro”, así comentó, “he invitado a todos a recorrer el camino de la fraternidad”.
Además, remarcó su experiencia ecuménica en Bulgaria, así, “en el encuentro con el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Búlgara, Neofit, hemos recordado cómo nuestra vocación y misión de cristianos es la de ser signos e instrumentos de unidad, anteponiendo lo que nos une a lo que nos separa”.
Jean Vanier
Durante sus saludos a los fieles de habla francés, también recordó a Jean Vanier (10 septiembre 1928 -7 mayo 2019) que destacó como defensor de la vida por nacer y “gran hombre de la Iglesia, que murió ayer” y “trabajó para los más pobres, para los más rechazados”
El Pontífice con voz profunda tuvo palabras espontáneas hacia el fundador de la comunidad “L ‘Arche” e inspirador del movimiento “Foi et lumiére” (Fe y Luz en varios países del mundo).
“Trabajó para los más pobres, para los más descartados, incluso para aquellos que fueron condenados a muerte en el vientre de su madre, y trató de convencer a sus padres de que no los descartaran”, afirmó.
“¡Dejemos que Jean Vanier siga siendo un ejemplo para todos nosotros y nos ayude desde el cielo!…Dios lo bendiga”, concluyó.
Por ultimo, el Pontífice saludó a los peregrinos. “En este tiempo de Pascua, dejemos que la alegría de la presencia de Cristo resucitado llene nuestra vida de fe, esperanza y caridad. Que Dios los bendiga”.
Hoy celebramos a...