¿De qué hablaron Rusia y Corea del Norte en Vladivostok?
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La cumbre entre Rusia y Corea del Norte, entre Vladimir Putin y Kim Jong-un, en Vladivostok, ha supuesto un cambio de estrategia en relación con la desnuclearización de la península de Corea, después del fracaso de la cumbre entre Donald Trump y el presidente norcoreano en Hanoi el pasado mes de febrero.
La cumbre de Vladivostok, una ciudad situada en el extremo oriental de Rusia, a 9.500 kilómetros de Moscú y a 600 kilómetros de Pyongyang, ha servido para situar a Rusia en el contexto de la desnuclearización de Corea, por una parte, y reforzar la presencia rusa como potencia en el Pacífico, por otra. Vladimir Putin propuso que la eliminación de las armas nucleares de la península de Corea implicara a las seis potencias de la zona: China, Estados Unidos, Rusia, Japón, Corea del Norte y Corea del Sur, como se contemplaba antes de la cumbre de Singapur (junio de 2018).
Las conversaciones multilaterales no gustan a Donald Trump, como es bien sabido, pero Kim Jong-un no está dispuesto a eliminar unilateralmente su armamento nuclear. Piensa que no quiere hacer el final de Gadafi de Libia, o de Saddam Hussein de Irak, los cuales no tenían armas que pudieran amenazar a los Estados Unidos. Kim sí tiene este armamento.
La cumbre de Singapur, entre Trump y Kim de junio del año pasado, abrió esperanzas hacia un desarme nuclear en la península de Corea, pero todo se rompió en la cumbre de Hanoi. Pyongyang critica especialmente las ideas expuestas por el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el consejero de Seguridad, John Bolton. Es más, a Pompeo se le prohíbe asistir a las reuniones después de calificar de “tirano” al presidente de Corea del Norte, según fuentes de este país.
Tanto Putin como Kim, al terminar la reunión de dos horas entre los dos mandatarios, ellos solos con los intérpretes, fue calificada de muy satisfactoria por ambas partes, y en ella se habló abiertamente de la situación internacional y concretamente del Pacífico –con una referencia especial al armamento nuclear– así como de que Rusia apoye el fin de las sanciones a Corea del Norte por parte de la ONU (Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad) y de las relaciones bilaterales en especial las económicas, pues los intercambios comerciales se han reducido bastante los últimos años.
Vladivostok no fue una ciudad elegida al azar. Es la capital y puerto ruso del Pacífico y la sede de su base naval del Pacífico. Durante la época soviética, Vladivostok era una “ciudad cerrada”: ningún extranjero podía entrar a causa de los secretos militares que albergaba. Además, está muy cercana a Corea del Norte, y todos saben que a Kim Jong-un no le gusta viajar en avión, sino en tren, y en tren blindado. No se arriesga a ir a Moscú a 9.500 kilómetros de Pyongyang. Además, Vladivostok es el final del trayecto del famoso tren transiberiano.
Vladimir Putin irá de Vladivostok a Pekín, donde mantendrá entrevistas con el presidente Xi Jinping, en un esfuerzo más para situar a Moscú dentro del triángulo de las tres grandes potencias, también en el Pacífico.