Entre la estrecha calle que conduce al Monte Sión, junto a la Basílica de la Dormición, surge el Cenáculo, lugar donde los discípulos prepararon la Pascua. Y es siempre en este mismo lugar, donde los Apóstoles se reunieron cincuenta días después.
Y aún aquí, en este mismo lugar, se celebra la memoria del descenso del Espíritu Santo el Jueves Santo y el día de Pentecostés son los únicos en los que los frailes de la Custodia de Tierra Santa tienen permiso para celebrar dentro de este lugar con una historia tan compleja y una tradición antiquísima.