¿Cómo habría contado la prensa el día a día de Jesús en esta Semana Santa? Vive con Aleteia desde una mirada distinta los acontecimientos de estos días
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The Jerusalem Times BC. Edición Vespertina del domingo. Cuatro días para la Pascua.
Tras ser recibido con palmas, Jesús el Nazareno, agitador quien se sospecha podría causar destrozos en la Jerusalén, pernoctó en Betania. Pero esta mañana reingresó en la Ciudad, sin tanta gloria como el día anterior. Los visitantes estaban atentos a qué milagros haría, pero el Nazareno buscó desayunar temprano, y al acercarse a una higuera verde y llena de hojas dio la primera señal de no estar en un buen día. “Que nunca más des fruto y nadie como ya de ti”, expresó al verla sin higos, según confirmó Mateo, uno de los 12 que lo acompaña a todos lados.
Ya en la ciudad, en el ingreso al Templo, el Nazareno sorprendió a todos con un gesto que aumentó la preocupación de las autoridades. Con una violencia hasta ahora no vista en él, según inmediatamente aseguraron quienes más lo han seguido, expulsó a los vendedores de palomas y los cambistas. Otro de los 12, como se los conoce, lucía exultante, como si algo que estaba esperando hace tiempo comenzaba a ocurrir. Su nombre es Judas Iscariote, según aclaró un allegado al Sanedrín.
“Está escrito: Mi casa será llamada casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones”, increpó el Nazareno, mientras el rostro de algunos ancianos se desfiguraba: los sumos sacerdotes y escribas murmuraban rabiosos al ver cómo un aldeano ponía orden en su terruño.
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Las reuniones secretas entre los sacerdotes comenzaron a crecer en intensidad con acaloradas discusiones. Según dejó saber uno de ellos, repasaron los nombres de los discípulos para encontrar entre ellos uno que facilite una eventual entrega para acallar a Jesús.
¿Quiénes son los 12?
Pedro es el cabecilla del grupo, aunque tardaron en dar con información valiosa de él. Ocurre que el nazareno le habría cambiado el nombre, lo que hace más sospechoso su pasado. Sin embargo, uno lo identificó como Simón, hijo de Jonás, pescador del mar de Galilea. Temperamental, su figura inspira miedo entre los sumos sacerdotes. Su hermano Andrés fue visto hace un tiempo con el Bautista, por lo que se descarta su fidelidad a la prédica de Jesús.
El ímpetu de Santiago, de Betsaida, tampoco parece fácil de quebrar, lo mismo que el afecto del joven Juan, su hermano, a quien Jesús hace llamar “su discípulo amado”. Ante la integridad de Felipe, a quien algunos conocen, no habría posibilidades; además, está ecplipsado y convencido que está ante el Mesías. Parecido perfil tiene su amigo Bartolomé, hombre demasiado trascendente para entender la política. Mateo abandonó todo una carrera y vida de lujos para seguir a Jesús, no se echaría atrás. Santiago hijo de Alfeo, y su hermano Judas son muy cercanos al Nazareno.
Las expectativas de los más sacerdotes más preocupados por el Nazareno, hemos podido comprobar por distintas fuentes, estarían en Tomás, a quien ven que podría dudar del Nazareno, pese a todo lo que habría vivido con él, y Judas el Iscariote, quien comprendería la necesidad de garantizar la paz en la ciudad. Sobre este último estarían avanzando en las próximas horas para poder limitar el poder de Jesús antes de que siga creciendo en popularidad.
No se trata de un ejército para temer, coinciden, pero conviene quebrarlo cuanto antes.
Mientras alineaban estrategias, y algunos buscaban tenerlo en vista como para precipitar alguna acción, escurridizo el Nazareno se retiró a Betania. Su día violento acelera los planes de un Sanedrín en llamas.