En la audiencia general, el papa Francisco compartió con los fieles sus reflexiones sobre el viaje apostólico a Marruecos (30-31 de marzo), invitado por Su Majestad el rey Mohammed VI y la firma del documento por la paz en JerusalénEl Papa Francisco ha compartido con los fieles y peregrinos sus reflexiones sobre el viaje apostólico que ha realizado a Marruecos el pasado fin de semana (30-31 de marzo), durante la audiencia general de este miércoles 3 de abril en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
Así, rememoró que el viaje apostólico a Marruecos se llevó a cabo, invitado por su Majestad el Rey Mohammed VI y renovó su agradecimiento por la cálida bienvenida y por toda la colaboración con las autoridades del país. Francisco saludó especialmente al Rey de Marruecos que dijo: “fue tan fraterno, tan amigo, tan cercano!”.
“¿Por qué el Papa va a encontrar a los musulmanes y no solamente a los católicos?”, dijo El Papa que alguien podría cuestionarse. “¿Por qué existen tantas religiones? “Con los musulmanes somos descendientes del mismo padre Abraham”, sostuvo.
“Pero, ¿por qué Dios permite que existan tantas religiones?”, insistió. “Dios ha permitido esta realidad” de otras religiones que “nacen de la cultura y miran siempre al cielo buscando Dios” y citó en latín a los teólogos de la escolástica: la voluntad permisiva de Dios.
Sin embargo, apuntó, “lo que Dios quiere es la fraternidad entre nosotros”. Comentó que su viaje en Marruecos fue un encuentro con los “hijos de Abraham” que llamó “nuestros hermanos”, en referencia a los musulmanes marroquíes.
“No debemos asustarnos de la diferencia. Dios ha permitido esto”. En cambio, remarcó, “sí debemos asustarnos si no hacemos trabajos por la fraternidad, de ir juntos por la vida”.
Servidores de esperanza
“Servir la esperanza quiere decir crear puentes entre las civilizaciones”, ser “construir puentes entre civilizaciones” y, “junto con el rey Mohammed VI, reiteramos que las religiones son esenciales para defender la dignidad humana, promover la paz y el cuidado de la creación”.
El Papa recordó también el documento de llamamiento por la paz en Jerusalén que firmó de forma conjunta con el Rey de Marruecos.
Patrimonio de la humanidad y ciudad santa “para que sea preservada como patrimonio de la humanidad y lugar de encuentro pacífico, de modo particular para los fieles de las tres religiones monoteístas”.
Francisco agradeció, desde el principio, “especialmente al Señor, que me permitió dar un paso más en el camino del diálogo y el encuentro con los hermanos y hermanas musulmanes, por ser, como decía el lema del Viaje, “Siervo de la esperanza” en el mundo de hoy”.
Pisando las huellas dejadas por dos santos
“Mi peregrinación- explicó- ha seguido los pasos de dos santos: san Francisco de Asís y san Juan Pablo II. Hace 800 años, Francisco llevó el mensaje de paz y fraternidad al sultán al-Malik al-Kamil; en 1985, el Papa Wojtyła realizó su memorable visita a Marruecos, después de haber recibido en el Vaticano, primero entre los Jefes de Estado musulmanes, el Rey Hassan II.
“El sábado visité el mausoleo de Mohammed V y rendí homenaje a su memoria como a la de Hassan II; además estuve en el Instituto de formación de los imanes y predicadores, que promueve un islam respetuoso y rechaza la violencia y el integrismo”.
“De manera especial, presté atención a la cuestión migratoria, ofreciendo un camino a través de cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar”.
La cultura del adjetivo
Sucesivamente, puntualizó, “a mí no me gusta decir: migrantes…Prefiero decir: personas migrantes. ¿Saben por qué? Porque migrante es un adjetivo, en cambio, persona es sustantivo. Nosotros hemos caído en la cultura del adjetivo.
Usamos tantos adjetivos y olvidamos muchas veces, los sustantivos, es decir, la sustancia: la persona”. Luego, agregó, “así hay respeto, no caer en la cultura del adjetivo que es demasiado líquida y gaseosa”.
Por lo tanto, agradeció a aquellos operadores que en Marruecos “se dedican generosamente” al servicio de las personas migrantes y se ponen a “su servicio al cumplir la palabra de Cristo: “Fui forastero y ustedes me recibieron” (Mt 25, 35).
Luego recorrió otras etapas de su viaje. El domingo estuvo dedicado a la comunidad cristiana donde celebró la primer misa multitudinaria de la historia del país, presidida por un pontífice.
“Visité el Centro Rural de Servicios Sociales, gestionado por las Hijas de la Caridad; después en la catedral de Rabat tuve un encuentro con sacerdotes, personas consagradas y el Consejo ecuménico de las Iglesias”.
Minoría cristiana
Sostuvo que la presencia de la minoría cristiana (30.000) y de sus pastores “en ese país es como la sal o la levadura que puede dar sabor y hacer crecer la masa”.
Sobre la misa realizada a las afueras de Rabat con la que concluyó su visita, recordó la participación de “miles de personas de unas 60 naciones diferentes, siendo esta una epifanía particular del Pueblo de Dios en el corazón de un país islámico”.
Por ultimo, saludó a los fieles y peregrinos presentes. “Pidamos que Dios, el Clemente y Misericordioso – como lo invocan nuestros hermanos musulmanes – impulse el diálogo interreligioso y fomente los lazos de fraternidad que nos unen como hijos de un mismo Dios”.