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El legado del científico que mejor conocía los peces de la Amazonia

JAVIER MALDONADO
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Vicente Silva Vargas - Aleteia Colombia - publicado el 11/03/19
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Javier Alejandro Maldonado Ocampo fue un prestigioso investigador que dedicó gran parte de su vida a estudiar la cuenca amazónica y sus peces. Su cuerpo fue hallado en el río Vaupés (Colombia).

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Amaba la ciencia y la investigación, aunque su mayor pasión era el estudio de los peces que permanecen ocultos en las profundidades de ríos de la selva amazónica de Colombia, Brasil y Perú y que son desconocidos o poco reconocidos por la ciencia. Según el portal Pesquisa Javerianamedio de divulgación científica y tecnológica de la Universidad Javeriana— una de ellas es un pez rojizo parecido a una lombriz y que en realidad es un bagre de aguas subterráneas.

Las investigaciones realizadas por Maldonado Ocampo con científicos de la Universidad de Toronto, Canadá, concluyeron que este pez utilizado por comunidades amazónicas como alimento para las gallinas, no tiene buena visión y utiliza sus bigotes para orientarse. Fue tanta la fascinación por el bagre rojo que este investigador colombiano de 42 años no había definido cuál debía ser su nombre científico, aunque a sus amigos les comentaba con humor que podría denominarse Phreatorius yopalensis, por su relación con Yopal —ciudad de los llanos Orientales de Colombia— o Phreatorius gallinensis, por su uso como alimento para gallinas.

En 2015, por gestión de Maldonado Ocampo, ocho países pusieron en marcha un extraordinario proyecto dirigido a conformar la base de datos más grande y completa de peces de agua dulce de la Amazonia, una región con la mayor biodiversidad de estos animales en el planeta. El programa Amazon Fish, integrado por expertos de Bélgica, Bolivia, Brasil, Colombia, Francia, Ecuador, Perú y Venezuela, tiene entre otras finalidades, analizar sobre el terreno los efectos del cambio climático en las diferentes especies de peces.

Este ecólogo, biólogo e ictiólogo que estudió en Colombia, Brasil y Estados Unidos, sostenía que el territorio de la cuenca amazónica menos conocido en materia de peces era el colombiano. En artículos y ensayos publicados en diferentes revistas científicas del mundo insistía en la necesidad de realizar expediciones en esa inmensa región para obtener información adecuada y creíble. En sus clases en la Javeriana —donde era profesor del Departamento de Biología— recuerdan que siempre decía que era obligatorio “ir a sitios donde nadie ha ido a colectar peces”.

Durante sus incursiones a unas 14.000 lugares remotos, pueblos, caseríos, veredas, ríos y caños que no aparecen en la geografía, Amazon Fish elaboró un listado de 2.300 especies de peces, una cifra nunca antes obtenida. Además, se cruzó información con diversas referencias bibliográficas, colecciones científicas, bases de datos e informaciones de expediciones que también recorrieron el Amazonas y sus afluentes.

Maldonado Ocampo fue respaldado por el gobierno colombiano que a principios de 2018 se comprometió a apoyar el trabajo emprendido. Entre otras actividades, el Ministerio del Medio Ambiente y Amazon Fish suscribieron un acuerdo para buscar el mejoramiento de los recursos hidrobiológicos de la cuenca, crear estrategias para manejar y conservar los peces de agua dulce, promover la investigación científica y emprender actividades pedagógicas tendientes a conservar la biodiversidad de peces.

 

JAVIER MALDONADO

Twitter-Javier Maldonado

El viaje final

En la última semana de febrero empezó su viaje final por los ríos en los que se enamoró de peces de todos los tamaños, colores y formas. En su cuenta de Twitter, desde la frontera entre Colombia y Brasil, escribió el sábado 23: “Iniciando expedición que por 15 días estará recorriendo el río Vaupés entre Mitú-Yavaraté con el fin de conocer los peces asociados a las cachiveras, sitios sagrados para varias comunidades que habitan este sector del Río (foto: Cachivera Tatu, aguas abajo comunidad Trubon)”.

En el mismo tuit publicó una última fotografía en la que aparece con su novia Mariana Moscoso, exploradores de la Universidad Javeriana y el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas del Amazonas e integrantes de la Organización Indígena de Colombia (Onic).

Después estuvo en Matapí, en el sureño departamento del Amazonas, a donde solo se llega por vía fluvial después de varios días de viaje. Allí, él y algunos compañeros recogieron muestras de peces, tomaron fotografías y actualizaron datos, pero de regreso por el río Vaupés hacia Mitú, la embarcación en la que viajaban naufragó.

Según reportes oficiales, dos científicos y dos indígenas que los acompañaban lo vieron nadando aguas abajo, pero luego perdieron su rastro. El domingo 2 de marzo, a 73 kilómetros del lugar de accidente, fue hallado sin vida por militares de Brasil que participaron en su búsqueda.

Los principales medios de comunicación contaron quién era ese hombre que amaba las aguas que se lo llevaron para siempre. El Tiempo señaló: “Tenía un interés genuino de desprenderse de los egos, que a veces vienen con la ciencia, y rescatar los saberes ancestrales”. Semana escribió: “Su legado científico servirá para que futuras generaciones amplien su interés por la fauna de nuestro país”. Pesquisa Javeriana, el medio universitaro que divulgó muchos de sus trabajos, sentenció: “…que su huella inspire a nuevas generaciones a seguir su estela”.

 

 

El día de su sepelio, compañeros y alumnos lo recordaron con una frase que había escrito recientemente: “Sigo acá empeñado en aprovechar la maravilla de los peces y los ríos para, de alguna forma, ayudar a transformar realidades ajenas y propias”.

Desde aquí otro homenaje a este investigador a través de postales (click en galería) sobre “la Amazonía y su gente”: 

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