Una mujer llamó la atención del papa Francisco en la Plaza de San Pedro en el Vaticano con un letrero: “Tengo un cáncer terminal. Vine desde Brasil para recibir su bendición”. Francisco se detuvo a rezar, puso sus manos sobre la frente de la mujer que lloraba emocionada y le regaló un rosario.
El gesto sucedió este miércoles 6 de marzo de 2019, momentos antes del inicio de la audiencia general que el papa Francisco dedicó a explicar la segunda parte del Padre nuestro, la oración que Jesús enseñó a sus discípulos: “Venga a nosotros tu Reino”.
Algunos comentan el hecho como una oración de curación. El Papa sostiene que Jesús viene para todos los hombres y puede sanar a las personas y dotarlas de dignidad puesto que es la “única fuente de bendición”.
Jesús que sale al encuentro de cada persona, para que “cada uno pueda ser sanado en el cuerpo y en el espíritu y recuperar la dignidad de hijos de Dios”.
Una vez, el Papa dedicó una catequesisal pasaje evangélico de la hemorroísa, la mujer que consigue tocar el manto de Jesús mientras este pasa en medio de la multitud (31.08.2016).
“¡Cuánta fe tenía esta mujer!”, comentó en esa ocasión Francisco. “Animada por tanta fe y esperanza y, con un toque de astucia, realiza cuanto tiene en el corazón”.
Francisco nos recuerda que esa mujer por el deseo de ser salvada por Jesús va más allá de las prescripciones estables de la ley de Moisés. “Esta pobre mujer, en efecto, desde hace muchos años no está enferma simplemente, sino que es impura porque sufre hemorragias”, explicó.
Una parábola sin tiempo que encarna al deseo de muchas personas que hoy padecen algún mal. “Jesús admiró la fe de esta mujer que todos evitaban y ha transformado su esperanza en salvación”.
En efecto, no sabemos el nombre de la mujer del Evangelio, como no conocemos el nombre de la mujer que pidió una oración al papa Francisco este miércoles, pero las pocas líneas del cartel delinean un itinerario de fe capaz de restablecer “la verdad y la grandeza de la dignidad de cada persona”, parafraseando a Francisco.
Por ello, no es la túnica que la mujer ha tocado lo que le da la salvación, sino la palabra de Jesús, acogida en la fe, capaz de consolarla, sanarla y restablecerla en la relación con Dios y con su pueblo, nos dice Francisco.
Hoy celebramos a...