Hay una rutina en la mañana que es tan básica como el desayuno: vestirse. Sin embargo, puede convertirse en una verdadera tortura y muchas veces es por la influencia negativa que nosotros mismos le damos.
No te culpo, desde adolescentes y casi todos los programas de moda de la televisión y revistas nos enseñan que “si tienes unos kilos de más no te puedes poner rayas horizontales”, “si eres bajita las faldas largas no te favorecen”, “que no debes usar tal color si tienes determinado color de piel” y un larguísimo etcétera de “no, no, no”.
Todas estas reglas, en unos casos más conscientes que en otros, están en nuestra cabeza y nos hace empezar el día ya con pensamientos negativos. Y claro que existen piezas que favorecen más a un tipo de cuerpo que a otros, o trajes que son más apropiados para gente joven, pero sugiero que hagamos un pequeño cambio de discurso y en vez de enfocarnos en lo que no nos gusta de nuestro cuerpo, le demos prioridad a lo que nos gusta y nos favorece resaltar.
Por ejemplo, supongamos que no te gustan tus brazos porque son muy gruesos pero sí tus piernas. En vez de buscar cuanta chaqueta exista en tu clóset para ver con cuál se te ven más delgados, enfócate en buscar una linda falda que ponga tu atención allí. Esto no sólo te ahorrará frustraciones en la mañana, sino que te hará sentir más confiada en ti misma durante el día.
Lo mismo pasa con los hombres. De repente se sienten incómodos con su barriga pero le gustan sus ojos. Entonces enfócate más en buscar ese color de camisa o corbata que hacen que resalten y pongan toda la atención en tu rostro.
Igual pasa cuando nos vamos de compras. Muchas veces la gente dice que no le gusta hacerlo y es porque la experiencia en el guardarropa puede ser mentalmente agotadora. Ya sabes lo que te gusta de tu cuerpo y lo que no. Reconoce aquello que no te favorece tanto pero no lo conviertas en una repetición constante y abusiva contigo mismo y mas bien pon tu dedicación en la ropa que te hará sentir mejor. (Y siempre deja algo de espacio para la duda, porque a veces también es bueno sorprenderse y algo que jamás hubieras pensado que te quedaba bien, resulta ser tu nueva prenda favorita).
Pongo de nuevo el caso de los brazos anchos… quizá es casi un castigo buscar blusas porque te quedan perfectas en todos lados pero te aprietan allí. ¿La solución? Simplemente no te has estado fijando en los tipos de tela y de ahora en adelante tienes que buscar una que tenga algún porcentaje de elastina o mangas anchas. Superado esto, puedes enfocarte en resaltar esa mini cintura que tienes que, de paso, con la tela con elastina se entallará aún más.
Si cuando vamos al supermercado nos es tan fácil ir directo a los alimentos que nos gustan y ni le damos la importancia a los demás, ¿por qué no hacer lo mismo con la vestimenta?
Como todo en la vida hay que enfocarse en lo bueno. Una vida llevada desde el positivismo es mucho más sana para nosotros mismos y quienes nos rodean.
Si se fijan, la idea es la misma: sacarle provecho a la ropa para verte y sentirte mejor con tu apariencia, sólo que esta vez hazlo desde lo que te favorece y no desde el complejo, desde las virtudes y no los defectos, porque si seguimos escogiendo las cosas según nuestras debilidades y no nuestras fortalezas, ¿cómo se supone que alguna vez nos sintamos más confiados, auténticosy felices?
Hoy celebramos a...