Así como el amor, también el perdón y las disculpas deben ser pedidas y ofrecidas -y recibidas- de la forma en que nuestro corazón las reconozca como más sinceras.
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Amor y perdón siempre deben de ir de la mano. Ambos pertenecen a nuestra capacidad volitiva. Sin embargo, sabemos que muchas veces no solo es cuestión de la voluntad, de querer hacerlo, sino de “cómo” lo hacemos o de “cómo” demostramos -o entendemos- el amor y el perdón.
De aquí la importancia de conocer tanto tu lenguaje de amor como tu lenguaje de disculpa. Y no solo los tuyos, sino los de tu pareja y los de las personas con las que a diario convives para así fortalecer los lazos afectivos.
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Este conocimiento también se traducirá en una mejor comunicación y en una mayor comprensión; la disculpa se sentirá de una forma más sincera lo que hará que la relación sea cada vez más sólida.
Ahora bien, el perdonar y el disculpar son 2 actos similares que requieren de mucha sinceridad y humildad. Sin embargo, no son lo mismo porque se perdona al culpable mientras que se disculpa al inocente.
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Pero para ambos hay que saber utilizar las palabras precisas para que la otra persona sienta que ese “discúlpame” o ese “perdóname” que está saliendo de nuestra boca viene de una lugar muy sincero, de una verdadera contrición. En pocas palabras, del amor.
G. Chapman y J. Thomas en su libro When sorry isn’t enough nos regalan 5 lenguajes de disculpa. Te comparto una pequeña semblanza de ellos.
- “Lo siento”. Expresar remordimiento
Es el lenguaje se enfoca en el dolor emocional. Se admite que siente culpa y vergüenza por causar dolor a otra persona. Sin poner excusas ante la falta la persona que ofendió muestra un compromiso sincero de reparar y reconstruir la relación.
Las personas que se identifican con este lenguaje todo lo que buscan es un simple lo siento que venga del fondo del corazón, es decir, con sinceridad absoluta.
- “Estuve mal”. Aceptar responsabilidad
Es muy difícil para algunas personas admitir que están equivocados porque creen que eso les resta valor. Sin embargo, es importante reconocer y aceptar que cometemos y cometeremos errores, no uno, sino varios. También que tomaremos decisiones no tan acertadas que lastimarán a terceros y lo mejor será admitir que cometimos ese error. Hay que madurar y aceptar la responsabilidad de nuestros propios fracasos. Enterrar al ego desvirtuado y al miedo de ser vistos como fracasados si nos equivocamos. Y, al contrario, ser siempre sinceros en las disculpas permitiéndonos ser débiles al admitir que cometemos errores.
Muchas personas todo lo que necesitan escuchar es “estuve mal, me equivoqué”, pero si esa disculpa no viene cargada de responsabilidad por las acciones cometidas esta será tomada como insignificante y falsa.
Las personas que se identifican con este lenguaje si la disculpa no admite faltas, entonces piensan que no vale la pena escucharla.
- “¿Cómo puedo hacerlo bien?” Hacer restituir.
Sabemos que quien comete un crimen debe pagar por sus malas acciones.
Las personas que se identifican con este lenguaje sienten lo mismo hacia las disculpas. Creen que para ser sinceros la persona que se disculpa debe justificar sus acciones. La persona herida simplemente quiere escuchar que aún sigue siendo amada.
Para alguien con este lenguaje principal no importa con qué frecuencia le digas “Lo siento” o “Me equivoqué” porque la disculpa la sentirá sincera hasta que esta vaya acompañada de la seguridad de que todavía la amas y tienes el deseo de corregir los errores cometidos.
Hay muchas formas efectivas de demostrar sinceridad en una disculpa. De aquí la importancia de conocer su principal lenguaje de amor para así completar el acto de restitución.
- “Quiero cambiar”. Genuinamente arrepentido
Las personas que se identifican con este lenguaje el arrepentimiento es el factor convincente en una disculpa, pero dudarán de la sinceridad de esta si no va acompañada por el deseo del otro de cambiar su comportamiento, de modificar esas actitudes que le hieren o que no suman a la relación.
El verdadero arrepentimiento comienza en el corazón. Admitir que se está equivocado crea vulnerabilidad y le permite al otro ver el interior de tu corazón. Esta desnudez -sinceridad- de tu alma es la seguridad de que la disculpa fue franca.
Un aspecto importante del arrepentimiento genuino es verbalizar el deseo de cambiar y establecer una plan de acción para lograrlo.
- “¿Puedes encontrarlo en tu corazón?” Pedir perdón
A veces queremos una escuchar que se nos pida “perdón” porque con eso sentimos la seguridad de que el otro reconoce la necesidad de ser perdonado.
En ese perdón lo que en realidad estamos pidiendo es seguir siendo amados, además de asegurar a la pareja que deseamos ver la relación completamente restaurada; que estamos sinceramente arrepentidos por lo que hemos hecho y que estamos dispuesto a poner el futuro de la relación en sus manos. Es decir, la decisión de perdonar o no perdonar es de ella.
Si te otorgaron el perdón recuerda no tratarlo a la ligera; valóralo, aprécialo y, sobre todo, agradécelo.