Tal vez cambie tu visión una vez lo conozca. Gabriel tiene 25 años y hace seis que está detenido. En el penal en el que purga una condena por robo con armas conoció el rugby. Hace dos es capitán de Los Espartanos, espléndida iniciativa para promover una transformación en la vida de los presidiarios a través de los valores promovidos por el deporte de la que ya hemos dado cuenta en Aleteia.
En su primera salida transitoria acompañó a Eduardo Oderigo, abogado ex jugador de rugby y uno de los fundadores de Los Espartanos, a una charla ante 400 abogados. Al principio, sin que nadie de los presentes notara su presencia, se sentó al fondo, mientras Eduardo explicaba el proyecto. Cuando a éste le tocó preguntar a los asistentes si alguno se atrevería a emplear una persona detenida en una cárcel de máxima seguridad desde hace años, nadie levantó la mano. Pero como explicó Eduardo en sus redes sociales, cuando hizo pasar a Gabriel, cuando lo presentó, nadie fue indiferente:
“Al rato hice pasar a Gabriel y luego de que hablara durante diez minutos les volví a preguntar lo mismo, la respuesta fue diametralmente opuesta a la anterior, no hubo una persona que no levantara sus manos. La diferencia entre un no y un sí estuvo en la visibilidad de Gabriel, la receptividad del público y las ganas de todos de llevar a la práctica una palabra, integración. Para ello hicieron falta solo diez minutos”.
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Estos días se supo que la empresa petrolera estatal YPF confirmó la contratación de siete ex presidiarios que habían iniciado una experiencia de reinserción en sus locales. Por su excelente desempeño en la práctica, todos pasarán a tener un contrato con la empresa. Y abrieron las puertas a que otros espartanos puedan sumarse en los próximos meses; al menos diez, según hizo saber YPF. Cerca de 60 empresas ya emplean espartanos.
Todo empezó con los Espartanos en la Unidad Penitenciaria 48 de San Martín, hace apenas diez años, con diez jugadores y dos voluntarios. Los resultados en la baja de la tasa de reincidencia y la transformación de la vida de los reclusos han sido notables desde entonces. Solo en esa unidad hoy hay más de 280 jugadores. Pero el modelo se ha diseminado, y ya son más de 50 las cárceles argentinas con rugby y más de 2000 los deportistas. La reincidencia sin el programa de Espartanos es del 65%. La reincidencia entre quienes participan del programa, es del 5%. Además, ya hay espartanos en otros países, como España y Perú.
Pero no son la reinserción laboral y la práctica de este deporte los únicos pilares sobre el que se construye este programa: también se sostiene sobre el estudio y la espiritualidad.
Previo a un encuentro que mantuvo con 30 espartanos, hace algunos años, el papa Francisco dijo a este ya nutrido grupo de jugadores de rugby: “Lo que hacen ustedes en el rugby tiene un símbolo. Hay un canto que lo cantan los que suben las montañas. En el arte de ascender lo que importa no es no caer, sino no permanecer caído. En el rugby pasa eso, juegan y se caen, pero si se quedan en el suelo perdieron como en la guerra. Pero si se levantan enseguida siguen jugando y llegan a lograr un triunfo. (…) Los felicito, sigan adelante, sigan trabajando, que la vida es linda. La vida la construimos nosotros con nuestras manos, con nuestras decisiones.”
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En una reciente experiencia laboral de un espartano en una empresa argentina, uno de ellos completó una suplencia por vacaciones sin que la gran mayoría de los empleados de la compañía supiese de su origen. Su desempeño fue óptimo, y al terminar su período, compartió durante el almuerzo, ante todos, su experiencia como espartano. Pocos fueron indiferentes. A los pocos meses, un grupo de 30 empleados de esa compañía acudió a esa prisión para disputar un partido con el equipo del penal y vivir, como escribieron después en el blog de la empresa, un rato de libertad .