Discurso del Papa en la apertura de los trabajos de la cumbre sobre la “La protección de los menores en la Iglesia”, en el Vaticano del 21 al 24 de febrero de 2019. 21 criterios y propuestas compartidas por el Papa para la reflexión.El papa Francisco manifestó que el drama de los abusos contra menores no se combate solo con normas o medidas que no llegan a la práctica por eso, instó al trabajo colectivo de todos los miembros de la Iglesia, la parresía, y la concreción.
Inició esta mañana con una oración y con el silencio en el aula Nueva del Sínodo del Vaticano, los trabajos de la cumbre sobre la “La protección de los menores en la Iglesia” del 21 al 24 de febrero de 2019.
Después de la oración inicial, el Papa inauguró el encuentro con una introducción, esperando “no una condena simple y obvia”, sino medidas concretas contra la lacra de los abusos de poder, de conciencia y sexuales cometido por clérigos contra niños y niñas.
Escuchar a niños y niñas abusados
“Ante el flagelo del abuso sexual perpetrado por hombres de la Iglesia en detrimento de los menores, he pensado de pedirles a ustedes, patriarcas, cardenales, arzobispos, obispos, religiosos y superiores responsables, para que juntos escuchemos al Espíritu Santo y con docilidad en su guía escuchemos el clamor de los pequeños que piden justicia.
De esta manera, marcó la pauta del encuentro que se refiere a los abusos como un mal impensable dentro de la Iglesia, pero que no descuida su presencia funesta en el mundo.
Responsabilidad que pesa
“En nuestro encuentro, la carga de la responsabilidad pastoral y eclesial nos pesa, obligándonos a discutir juntos, de manera sinodal, sincera y profunda sobre cómo enfrentar este mal que aflige a la Iglesia y la humanidad”, expresó.
Indicó a los 190 participantes que el mundo los observa y los fieles esperan que se pase de las palabras a la acción redentora, purificadora y eficaz.
Pueblo de Dios pide concreción
“El pueblo santo de Dios nos mira y espera de nosotros no solo simples y obvias condenas , sino medidas concretas y efectivas para elaborar. ¡Se necesita concreción!”, expresó.
En su discurso destacó que el encuentro está marcado por la oración y la parresía, es decir, hablar libremente, con franqueza y decirlo todo para que no queden cabos sueltos sobre los abusos y finalmente se cumpla la tolerancia cero. “Comencemos, por tanto, nuestro camino armados con la fe y el espíritu de máxima parresía, coraje y concreción”.
El Papa compartió 21 “criterios importantes, “formulados por las distintas Comisiones y Conferencias Episcopales”. “Estas son las pautas (líneas guía) para ayudar a nuestra reflexión. Son un simple punto de partida que proviene de ustedes y regresa a ustedes. Y que no resta creatividad al encuentro”. (Ver abajo)
La Virgen y el Espíritu “nos ayuden” a curar las heridas
Finalmente, el Papa pidió al Espíritu Santo que apoye a los convocados para el encuentro anti abusos en estos días y “nos ayude a transformar este mal en una oportunidad para la conciencia y la purificación”.
“La Virgen María nos ilumina para tratar de curar las heridas graves que el escándalo de la pedofilia ha causado tanto en los niños como en los creyentes”, concluyó.
Como anfitrión, agradeció, en nombre de los clérigos venidos de los cinco continentes a la organización, en especial “a la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, a la Congregación para la Doctrina de la Fe y a los miembros del Comité Organizador por el excelente trabajo realizado con gran esfuerzo en la preparación de esta reunión”.
¿Cómo se desarrollará la jornada?
La jornada está dedicada al tema de la responsabilidad. Los 190 participantes escucharán los videos testimonios de las víctimas y tres relaciones escritas: La primera, por el cardenal Luis Antonio Tagle, el ex fiscal anti abusos monseñor Charles Jude Scicluna y, la última en la tarde, por el cardenal Rubén Salazar Gómez.
Además, antes de cada discurso se harán preguntas y se pondrán cuestiones, igualmente se realizarán trabajos de grupo. La Jornada terminará con una oración y un testimonio de una víctima.
21 puntos claves, guías, propuestos por el Papa
1. Elaborar un vademécum práctico en el que se especifiquen los pasos a seguir por la autoridad en todos los momentos claves de la emergencia de un caso.
2. Establecer instalaciones de escucha, compuestas por personas preparadas y expertas, donde se realice un primer discernimiento de los casos de las presuntas víctimas.
3. Establecer criterios para la participación directa del Obispo o del Superior Religioso.
4. Implementar procedimientos compartidos para el examen de las acusaciones, la protección de las víctimas y el derecho de defensa de los acusados.
5. Informar a las autoridades civiles y a las autoridades eclesiásticas superiores de acuerdo con las normas civiles y canónicas.
6. Realizar una revisión periódica de los protocolos y de las normas para salvaguardar un ambiente protegido para los menores en todas las estructuras pastorales; protocolos y normas basados en los principios de la justicia y de la caridad y que deben integrarse para que la acción de la Iglesia en este campo también sea conforme a su misión.
7. Establecer protocolos específicos para la gestión de las acusaciones contra los Obispos.
8. Acompañar, proteger y cuidar a las víctimas, ofreciéndoles todo el apoyo necesario para su completa recuperación.
9. Incrementar la conciencia de las causas y de las consecuencias de los abusos sexuales a través de iniciativas de formación permanente de Obispos, Superiores religiosos, clérigos y agentes pastorales.
10. Preparar caminos para el cuidado pastoral de las comunidades heridas por los abusos, así como itinerarios penitenciales y de recuperación para los culpables.
11. Consolidar la colaboración con todas las personas de buena voluntad y con los operadores de los medios de comunicación para poder reconocer y discernir los casos verdaderos de aquellos falsos, las acusaciones de calumnias, evitando rencores e insinuaciones, habladurías y difamaciones (cf. Discurso a la Curia Romana, 21 de diciembre de 2018).
12. Elevar la edad mínima para contraer matrimonio a 16 años.
13. Establecer disposiciones que regulen y faciliten la participación de expertos laicos en las investigaciones y en los diferentes grados de juicio de los procesos canónicos concernientes a los abusos sexuales y/o de poder.
14. El derecho a la defensa: es necesario salvaguardar el principio de derecho natural y canónico de la presunción de inocencia hasta que se demuestre la culpabilidad del acusado. Por lo tanto, es necesario evitar que sean publicadas las listas de los acusados, incluso por parte de las diócesis, antes de la investigación previa y la condena definitiva.
15. Observar el tradicional principio de la proporcionalidad de la pena con respecto al delito cometido. Deliberar que los sacerdotes y obispos culpables de abuso sexual de menores abandonen el ministerio público.
16. Introducir reglas concernientes a los seminaristas y candidatos al sacerdocio o a la vida religiosa. Para ellos introducir programas de formación inicial y permanente para consolidar su madurez humana, espiritual y psicosexual, así como sus relaciones interpersonales y su comportamiento.
17. Efectuar para los candidatos al sacerdocio y a la vida consagrada, una evaluación psicológica realizada por expertos cualificados y acreditados.
18. Indicar las normas que rigen el traslado de un seminarista o aspirante religioso de un seminario a otro; así como de un sacerdote o religioso de una diócesis o congregación a otra.
19. Formular códigos de conducta obligatorios para todos los clérigos, los religiosos, el personal de servicio y los voluntarios para delinear los límites apropiados en las relaciones personales. Especificar los requisitos necesarios para el personal y los voluntarios, y verificar sus antecedentes penales.
20. Ilustrar toda la información y datos sobre los peligros del abuso y sus efectos, cómo reconocer los signos de abuso y cómo denunciar las sospechas de abuso sexual. Todo esto debería hacerse en colaboración con los padres, los profesores, los profesionales y las autoridades civiles.
21. Es necesario que se instituya, allí donde aún no se ha hecho, un órgano de fácil acceso para las víctimas que deseen denunciar eventuales delitos. Un organismo que goce de autonomía incluso con respecto a la autoridad eclesiástica local y compuesto por personas expertas (clérigos y laicos), que sepan expresar la atención de la Iglesia a aquellos que, en este campo, se consideran ofendidos por actitudes inadecuadas por parte de los clérigos.