Reflexiones de los obispos de EEUU tras su reducción al estado laical
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
El retiro del Vaticano del sacerdocio al que fuera cardenal de Washington, Theodore McCarrick, “es una señal clara de que no se tolerarán los abusos” en la Iglesia católica, dijo en rueda de prensa el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, el cardenal de Galveston-Houston Daniel N. DiNardo, el pasado 16 de febrero.
“Ningún obispo, sin importar cuán influyente sea, está por encima de la ley de la Iglesia” Y añadió: “Para todos aquellos de quienes McCarrick abusó, ruego que este castigo sea un pequeño paso, entre muchos, hacia la curación”.
La Iglesia católica de Estados Unidos ha estado sacudida fuertemente por las diversas informaciones que dan cuenta de abusos sexuales contra menores en diferentes diócesis, encubrimiento de abusadores por parte de obispos y poca credibilidad a los alegatos de las víctimas; además de uso de poder para exigir favores sexuales a los seminaristas (como en el caso de McCarrick).
“Para nosotros, los obispos, (el castigo al ex cardenal) fortalece nuestra determinación de responsabilizarnos ante el Evangelio de Jesucristo”, dijo el cardenal DiNardo en la rueda de prensa. “Estoy agradecido con el Papa Francisco por la manera decidida en que ha dirigido la respuesta de la Iglesia” ante el tema de los abusos a menores, convocando esta semana una cumbre mundial inédita en la que se tratará el tema.
Tras el anuncio de la reducción al estado laical de quien fuera uno de los más poderosos cardenales de Estados Unidos, el cardenal DiNardo confió en que el castigo –inédito en la historia reciente del catolicismo—sea un acicate para reforzar la tolerancia cero que, desde 2002 –luego de la crisis de Boston—persigue la Iglesia estadounidense
El Vaticano dijo que McCarrick fue declarado culpable de “solicitud en el sacramento de la confesión y los pecados contra el Sexto Mandamiento con menores y con adultos, con el factor agravante del abuso de poder”.
Como ya se ha informado con amplitud, el Papa Francisco “reconoció la naturaleza definitiva de esta decisión tomada de acuerdo con la ley”, lo que hace imposible una nueva apelación (cosa que había hecho McCarrick, de 88 años de edad, ante la decisión de enero de la Congregación para la Doctrina de la Fe).
Al ordenar el “despido del estado clerical” de McCarrick, la decisión significa que McCarrick pierde todos los derechos y deberes asociados con ser sacerdote, no puede presentarse como sacerdote y le está prohibido celebrar los sacramentos, excepto conceder la absolución de los pecados a una persona en inminente peligro de muerte.
En julio de 2018, el Papa Francisco aceptó la renuncia de McCarrick al Colegio de Cardenales después de que los periódicos estadounidenses informaran detalladamente que él mismo se había expuesto y había abusado sexualmente de dos niños en sus primeros años como sacerdote, acusaciones que abarcaban casi cinco décadas y eran demasiado viejos para ser procesados legalmente.
En una declaración posterior, McCarrick dijo que no tenía “absolutamente ningún recuerdo” del abuso, manteniéndose en su inocencia, pero dijo que estaba renunciando al Colegio por obediencia. En diciembre, se fue a vivir a un convento en Kansas para esperar el resultado de la decisión del Vaticano sobre su estado.
Ahora su futuro es incierto. Y muy triste.