Un religioso ecuatoriano cuyo martirio fue reconocido por el papa Francisco Año 1895. En Ecuador se vive un momento de gran ebullición debido a la Revolución Liberal, que finalmente triunfa gracias al avance del general Eloy Alfaro sobre la capital gracias al apoyo de mercenarios militares centroamericanos y soldados reclutados de paso.
En medio de la convulsión, la resistencia y el ataque de parte de los liberales a la Iglesia y a los jesuitas, acusados de ser protagonistas de la resistencia conservadora.
Pero el hecho conmovedor sucedió en la madrugada del 4 de mayo de 1897. En se momento, desde el lado de la resistencia, se intentó atacar a través de un colegio religioso un cuartel con tropas liberales, quienes interpretaron que el asedio venía desde ahí.
Fue ahí que los liberales derribaron las puertas de la Iglesia, “la profanan, arremeten contra el sagrario, lo rompen, desparraman las formas consagradas y empieza la vorágine sacrílega desde las 4 am hasta las 8 am”, tal cual indica una breve reseña reproducida por Jesuitas de Ecuador.
En ese momento los jesuitas no se habían dado cuenta de la invasión y de repente se ven sorprendidos por los atacantes, quienes los maltratan e insultan. Pero las agresiones van más allá, pues en determinado momento se dirigen hacia donde está Moscoso, en ese momento orando en su habitación, y no dudan en efectuarle dos disparos a quemarropa, algo que terminó matándolo de forma instantánea.
Una vez muerto, los atacantes buscaron distorsionar la escena y le colocaron al cura fallecido un fusil en sus manos para simular que había “caído en combate”.
Moscoso, prosigue la reseña, nació en el seno de una familia católica. A los 18 años, tras haber iniciado su carrera de leyes en la universidad, pidió ingresar al Noviciado jesuita de Cuenca.
“Desde el año 1892 y por espacio de unos cuatro años, fue destinado al Colegio San Felipe. Dentro de la Compañía de Jesús, se sentía llamado a la docencia y trato directo con los estudiantes. De carácter sencillo y bondadoso, rehuía los cargos de gobierno”, se indica.
Gracias a este relato -y más de un siglo después de aquel atroz crimen- es posible conocer mejor al quien será próximamente un nuevo beato ecuatoriano, alguien que se encamina también a ser un nuevo santo. Este país sudamericano tiene actualmente tres santos: Mariana de Jesús (1950), Narcisa de Jesús Martillo Morán (2008) y Hermano Miguel (1984). También una beata, Mercedes de Jesús Molina (1985).
Efectivamente, el 12 de febrero el papa Francisco reconoció que fue “martirio” la muerte de este sacerdote (ver aquí comunicado). “Se reconoce el martirio ‘in odium fidei’ (en odio de la fe) del Siervo de Dios”, indica el comunicado de la Santa Sede.
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