Juan Guaidó descarta diálogo, pero le pidió al Papa Francisco abogar ante Nicolás Maduro para que deje el poder en Venezuela. La Iglesia respalda la transición y aboga por un proceso que sea rápido y “con el menor trauma posible”
El presidente interino de Venezuela no cree en “falsos diálogos” ni tampoco respalda procesos que “dilaten” la salida del poder de Nicolás Maduro. Pero estima que contar con el apoyo de un actor como el Papa, sería útil para hacerle ver al “usurpador” la necesidad de “ir hacia un proceso de transición ordenada que estabilice al país”.
El líder opositor, reconocido por más de una treintena de países y organismos internacionales, se pronunció en las últimas horas para pedirle al Pontífice que abogue ante Maduro para que éste deje el poder en la nación sudamericana.
El ingeniero de 35 años se juramentó tras el vacío de poder declarado por la Asamblea Nacional, reconocido por la Iglesia y la mayor parte de la comunidad internacional como el “único poder legítimo” del país. Guaidó planteó en referencia a las posibilidades de diálogo y negociación política, que “el tiempo es otro en Venezuela”.
En enero, al término de su visita a Panamá, el Papa clamó por una salida “justa y pacífica” a la crisis, tras advertir que “teme un derramamiento de sangre”. No obstante, poco después la Santa Sede confirmó haber recibido una carta de Nicolás Maduro solicitando su intervención para resolver la crisis.
“La gran autoridad moral que tiene el Vaticano y el Papa a lo mejor facilita el proceso de garantías para algunos que hoy se han negado a ver la realidad”, respondió por su parte Guaidó.
Durante el vuelo de regreso a Roma, el Santo Padre señaló que “aún no leyó la carta” enviada por el mandatario –aunque la Secretaría de Estado confirmó su recepción-, pero dejó claro que es necesario cumplir gestos “facilitadores” y advirtió que no es posible participar si no se cuenta con la petición “de ambas partes” (dijo en alusión al Presidente interino).
“Veremos qué se puede hacer. Pero para que se produzca una mediación, se requiere la voluntad de ambas partes: ambas partes la pedirán. Esta es una condición que debe hacerles pensar antes de pedir una facilitación o la presencia de un observador o una mediación. Ambos partes, siempre”, insistió el Papa.
Refiriéndose al compromiso de la Secretaría de Estado en la crisis venezolana, no ocultó los pocos resultados alcanzados en el pasado en las conversaciones en Santo Domingo entre gobierno y oposición, mediadas por el ex jefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero.
El particularmente complejo proceso en que intervino la diplomacia vaticana tuvo un primer acercamiento con Emil Paul Tscherring, actualmente responsable como Nuncio Apostólico en Italia y en la República de San Marino, posteriormente hizo lo propio con Claudio Maria Celli, apostando a su experticia labrada durante una aquilatada carrera diplomática. Sin embargo, dijo el Papa a periodistas: “Nació un ratoncito: nada, humo”.
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