Homilía hoy en Casa Santa Marta
El evangelio, la Palabra del Señor, es el vino nuevo que se nos ha dado, pero para ser buenos cristianos es necesario un “comportamiento nuevo”, un “estilo nuevo” que es precisamente el “estilo cristiano” y que solo las Bienaventuranzas saben mostrar. Este es el significado de la “palabra clave” que cierra el Evangelio de Marcos de hoy: “Vino nuevo en odres nuevos”, y desde aquí toma partida la reflexión del Papa en la homilía matutina en Casa Santa Marta.
“Para comprender cuál es el estilo cristiano – dice Francisco – mejor comprender esas actitudes nuestras que muestran un estilo no cristiano”, y cita tres, el “estilo acusatorio”, el “estilo mundano” y el “estilo egoísta”.
El estilo acusatorio es el estilo de esos creyentes que siempre intentan acusar a los demás, viven acusando: “No, pero este, aquel… No ese, no… eso no está bien, ese era un buen católico…” y siempre descalifican a los demás. Un estilo – diría yo – de fiscales frustrados: siempre están intentando acusar a los demás. Pero no se dan cuenta de que es el estilo del diablo: en la biblia al diablo se le llama el “gran acusador”, el que siempre está acusando a los demás.
“Esta – observa el Papa – es una moda entre nosotros”, y lo era también en el tiempo de Jesús, que en más de un episodio reprocha a los acusadores: “En vez de mirar la paja en el ojo ajeno, miren la viga en el suyo”; o también: “Los que estén sin pecado que arrojen la primera piedra”. Por tanto, explica el Papa, “vivir acusando a los demás y “buscando defectos” no es “cristiano”, “no es odres nuevos”.
La mundanalidad estropea a mucha gente
Igual sucede con el estilo de vida que Francisco define “mundano”, o sea, “del mundo”, el de aquellos católicos que pueden “recitar el Credo”, pero que viven de “vanidad, soberbia, apegados al dinero”, creyéndose autosuficientes.
El Señor te ha ofrecido el vino nuevo, pero tu no has cambiado los odres, no has cambiado. La mundanalidad, la mundanalidad es lo que estropea a mucha gente. Gente buena, pero mie entra en este espíritu de vanidad, de soberbia, de hacerse ver… No hay humildad, y la humildad es parte del estilo cristiano. Debemos aprenderla de Jesús, de la Virgen, de san José, eran humildes.
La indiferencia no es cristiana
Y hay además otro estilo que “se ve en nuestras comunidades” y que no es cristiano: es “el espíritu egoista”, el “espíritu de la indiferencia”. “Me creo un buen católico – explica Francisco- hago las cosas pero no me preocupo de los problemas de los demás; no me preocupo de las guerras, de las enfermedades, de la gente que sufre … tampoco de mi prójimo… “. Es la hipocresía que Jesús echa en cara a los doctores de la ley. Por tanto, ¿cuál es el verdadero estilo cristiano?
El estilo cristiano es el de las Bienaventuranzas: mansedumbre, humildad, paciencia en los sufrimientos, amor por la justicia, capacidad de soportar las persecuciones, no juzgar a los demás… Ese es el espíritu cristiano, el estilo cristiano. Si quieres saber cómo es el estilo cristiano, para no caer en este estilo acusatorio, el estilo mundano y el estilo egoista, lee las Bienaventuranzas. Este es nuestro estilo, las Bienaventuranzas son los odres nuevos, son el camino para llegar. Para ser un buen cristiano hay que tener la capacidad de recitar de corazón el Credo, pero también de recitar de corazón el Padrenuestro.