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Inma Álvarez - publicado el 14/01/19
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Laura, una turista española y madre de tres hijos que pasaba un fin de semana romántico con su esposo, fue una de las víctimas mortales de la explosión de gas el pasado sábado en París.

Su padre contaba al diario español El País la desgarradora escena protagonizada por Luis Miguel, esposo de Laura, cuando la encontró sin conocimiento:

Al ver a su mujer, empezó a gritar por la ventana “ayuda, ayuda”. Desesperado, la cogió en brazos y tiró escaleras abajo pidiendo auxilio, pero nadie acudió. “Todo el mundo estaba con los móviles grabando y nadie les socorrió, hasta que a mi yerno se la quitó de los brazos un bombero, que le hizo un masaje cardíaco hasta que llegó la ambulancia”.

No se pudo hacer nada por la joven, más que certificar su muerte.

Sólo queda hacernos esta pregunta: ¿Es humano que ante la petición de ayuda nadie hiciera algo más que grabar con su celular? ¿No debería hacernos reflexionar?

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