Afganistán y México ocupan los dos primeros lugares en la lista de asesinatos a periodistas El mundo se está convirtiendo cada día más en un lugar peligroso, muy peligroso, para ejercer el periodismo. En 2018, al menos 94 periodistas o trabajadores de los medios de comunicación perdieron la vida a consecuencia de la violencia, según el más reciente Informe de la Federación Internacional de Periodistas (FIP).
Fundada en París en 1926, la FIP, la mayor organización de periodistas a nivel mundial, representa a 600.000 profesionales de medios de comunicación en 187 sindicatos, federaciones y asociaciones de más de 140 países.
Con fecha de 31 de diciembre en su sede de Bruselas, el informe de la FIP subraya que la nueva cifra de asesinados aumenta ligeramente los datos registrados el año anterior (2017), cuando se contabilizaron 82 muertes, “y supone un cambio en la tendencia a la baja de los últimos tres años”.
La lista de víctimas a causa de la violencia en este año incluye a 84 periodistas, camarógrafos, reparadores y técnicos que murieron en asesinatos selectivos, ataques con bombas e incidentes de fuego cruzado.
El informe detalla que otros diez trabajadores de los medios que trabajaron como conductores, oficiales de protección y un asistente de ventas también perdieron la vida. Entre las 94 víctimas hay seis mujeres. También hubo tres muertes accidentales relacionadas con el trabajo.
La lista de la FIP, que es la número 29 que realiza este organismo de protección de periodistas en el mundo para 2018 describe una situación de crisis de seguridad para el ejercicio periodístico, que fue puesta en relieve por el asesinato del columnista de Washington Post y ciudadano saudí, Jamal Khashoggi, quien fue cruelmente ultimado en el consulado saudí en Estambul el 2 de octubre.
Otro de los hechos preocupantes -incluidos en el informe- son los cinco periodistas y trabajadores del Capital Gazette, un periódico editado en Annapolis, capital del estado de Maryland (EEUU), asesinados por un individuo que perdió un caso de difamación contra el periódico. El ataque fue calificado por la policía como “deliberado”.
Una condena a la autoridad
Los múltiples ataques con bombas convirtieron a Afganistán en la zona en donde se registró el mayor número de asesinatos de periodistas en el mundo, con 16, seguido de México con once, Yemen con nueve, Siria con ocho, India con siete, Pakistán, Somalia y Estados Unidos con cinco, Filipinas, Ecuador y Brasil con tres, Colombia, Palestina y Ecuador con dos.
Según el presidente de la FIP, Philippe Leruth, el aumento del número de asesinatos puso fin a la disminución de casos que se había registrado en los tres últimos años.
“Una vez más, la FIP está pidiendo a los Estados Miembros de las Naciones Unidas que adopten en su Asamblea General la Convención sobre la Seguridad y Protección de los Periodistas que la FIP presentó a las misiones diplomáticas en la ONU en Nueva York el pasado mes de octubre”.
“Esta Convención, apoyada por la profesión en su conjunto, es una respuesta concreta a los delitos cometidos contra periodistas en total impunidad”, comentó Leruth al presentar el informe 2018.
De acuerdo con los registros de la FIP para 2018, Asia Pacífico tiene el mayor número de asesinatos con 32, seguido de las Américas con 27 asesinatos, el Medio Oriente y el mundo árabe que registra 20. África ocupa el cuarto lugar con once asesinatos antes de Europa con cuatro.
Según este organismo fueron 94 los periodistas y trabajadores de medios de comunicación que en 2018 murieron por ataques dirigidos en su contra, ataques con bombas y asesinatos con fuego cruzado, y tres en accidentes y desastres relacionados con muertes naturales.
“Las cifras de esta lista son un triste recordatorio de que la seguridad de los periodistas seguirá siendo difícil de garantizar mientras los estados presuman de instituciones que deberían hacer cumplir la ley pero que están paralizadas por la corrupción y la incompetencia ante los constantes ataques a periodistas”, ha añadido el secretario general de la FIP, Anthony Bellanger.
“Como tales, estas cifras son una condena a las autoridades por su fracaso a la hora de defender el derecho de los periodistas su seguridad física y garantizar el debate público informado propio de las democracias”, sintetizó Bellanger lo que está sucediendo con los periodistas en la violenta situación actual del mundo.