Francisco en la audiencia general: “¡Hay oraciones ateas!” e insta a rezar como “hijos del Padre”El papa Francisco en la primera audiencia general del año 2019 advirtió sobre la hipocresía de los que viven odiando y hablando mal de los demás, pero frecuentan la iglesia y se hacen ver ante los demás rezando religiosamente.
“Hay gente que es capaz de concebir oraciones ateas, sin Dios: lo hacen para ser admirados por los hombres”. Lo dijo el Papa este miércoles 2 de enero de 2019, en el aula Pablo VI del Vaticano ante 7.000 fieles y peregrinos reunidos para escuchar la continuación del ciclo de catequesis sobre la oración del Padrenuestro.
Así explicó que Jesús enseñó la oración a sus discípulos y lo hizo tomando distancia de los hipócritas de su tiempo: “Y cuando oras, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en las sinagogas, y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los hombres” (Mt 6,5).
Luego sin papeles en la mano, mirando al publico dijo: “Cuántas veces vemos el escándalo de esas personas que van a la iglesia, están toda la jornada allí o van todos los días. Y luego viven odiando a los demás o hablando mal de la gente. ¡Eso es un escándalo!
Mejor no ir a la iglesia; vive así, como un ateo. Pero si tú vas a la iglesia, ¡vive como hijo, como hermano! Y da un verdadero testimonio. No un anti testimonio”, abundó.
La revolución del Evangelio
De esta manera, el Papa fijó la atención del Padrenuestro en el contexto donde el evangelista Mateo coloca esta oración, que es el discurso de la Montaña.
“Ese relato que comienza con las bienaventuranzas resume la enseñanza de Jesús y se abre precisamente invirtiendo las categorías humanas corrientes, llamando dichosos a unas personas que ni entonces ni ahora tenían gran prestigio en la sociedad”.
Personas, pero “que son capaces de amar, de trabajar por la paz y, por ello, de ser constructores del reino”.
“Dichosos los pobres, dichosos los humildes, los de corazón limpio… es la revolución del Evangelio”, destacó.
“Donde está el Evangelio hay revolución. El Evangelio no nos deja quietos, nos empuja. Es revolucionario”, instó a reflexionar.
Pues, señaló, “la ley llega a su cumplimiento en el mandamiento del amor, del amor a los enemigos, de ese amor que Dios nos enseña y que lleva hasta las últimas consecuencias”.
Igualmente reafirmó que “nosotros somos hijos de ese Dios, no superhombres capaces de lo que nadie puede hacer; al contrario, somos tan pecadores como los demás”.
No obstante, enseñó que “podemos” llamarle “Padre, dejándonos renovar por su potencia y reflejar un rayo de su bondad en este mundo sediento de bien”.
Rezar es abrir el corazón a Dios, no como un papagayo
En este contexto, instó a que la oración sea sencilla y que se encuadre “la enseñanza del Padre nuestro. Dios no quiere ser “amansado” con largas retahílas de adulaciones, como hacían los paganos para captar la benevolencia de la divinidad; basta hablarle como a un padre que sabe lo que necesitamos antes incluso de decírselo”.
El Papa recordó la escena del monte Carmelo donde el profeta Elías mantuvo “silencio”, mientras los sacerdotes “gritaban y bailaban”. En cambio, Dios se reveló a Elías.
“Los paganos piensan que hablando, hablando, hablando… se reza y yo pienso también en tantos cristianos que creen que rezar, me perdonan, es como hablar a Dios como lo hace un papagayo ¡No! La oración se hace con el corazón, sale de lo profundo!”.
Del mismo modo, confirmó, “la oración no es un acto hipócrita, ateo, que no tiene otro interés que ser admirados por los demás. El único testigo de la oración cristiana es la propia conciencia, pues es un diálogo íntimo con el Padre que nos ama”.
Al final, el Papa saludó a los peregrinos. “Los animo a que mantengan siempre abierto ese canal de comunicación con Dios, pues Él los ama, los espera y no quiere nada más que darles su amor. Les deseo a ustedes y a sus familias un año nuevo lleno de la cercanía y de la ternura de Dios”.