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Papa Francisco: Abusadores de niños “convertíos y entregaos” a la justicia 

Pope Francis (C) speaks next to the prefect of the papal household Georg Gaenswein (L) during the traditional Greetings to the Roman Curia on December 21, 2015 at the Vatican. AFP PHOTO / ALBERTO PIZZOLI / AFP / ALBERTO PIZZOLI

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 21/12/18
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“La Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso de abuso”, sostiene en su fuerte mensaje de Navidad a la Curia de Roma

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El papa Francisco clamó hoy para que los abusadores de menores se conviertan y se entreguen a la justicia, la Iglesia haga todo lo necesario para llevar ante los tribunales a cualquiera que haya cometido tales crímenes y los medios de comunicación sigan desenmascarando a “estos lobos” y den voz “a las víctimas”.

“A los que abusan de los menores querría decirles: convertíos y entregaos a la justicia humana, y preparaos para la justicia divina, recordando las palabras de Cristo: “Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen una piedra de molino”(Mt 18,6-7). Lo dijo este 21 de diciembre de 2018. 

Ante cardenales, arzobispos y altos jerarcas católicos, el Papa aseguró que “la Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso” de abuso sexual, de poder o de conciencia. “Esto nunca debe volver a suceder. Esta es la elección y la decisión de toda la Iglesia”. 

En su extenso discurso expresando sus felicitaciones de Navidad a la curia, alertó de los “pecados y crímenes de las personas consagradas” que, sostuvo, “adquieren un tinte todavía más oscuro de infidelidad, de vergüenza, y deforman el rostro de la Iglesia socavando su credibilidad”. 

Los clérigos corruptos de la Iglesia hoy, los comparó a dos “ungidos del Señor” “hombres consagrados” que abusaron de los débiles, según la narración bíblica: el Rey David (hizo matar a un fiel soldado para quedarse con su mujer) y Judas (que se suicidó después de traicionar a Jesús). 

También hoy, aseguró, “muchos David, sin pestañear, entran en la red de corrupción, traicionan a Dios, su propia vocación” y “la confianza de los pequeños y sus familiares”. 

Clérigos que “a menudo, detrás de su gran amabilidad, su labor impecable y su rostro angelical, ocultan descaradamente a un lobo atroz listo para devorar a las almas inocentes”, agregó. 

En esta ocasión Francisco aprovechó para reafirmar que “está claro que, ante estas abominaciones, la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes”.

Lo hizo recordando ante los curiales que la “Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso”. 

Al mismo tiempo, dijo que “es innegable que algunos responsables, en el pasado, por ligereza, por incredulidad, por falta de preparación, por inexperiencia o por superficialidad espiritual y humana han tratado muchos casos sin la debida seriedad y rapidez”. 

Esto nunca debe volver a suceder. Esta es la elección y la decisión de toda la Iglesia”, abundó.

El Pontífice indicó que en el “próximo mes de febrero” (del 21 al 24)”, mes en el que convocó a venir al Vaticano a casi 130 presidentes de las conferencias episcopales de los cinco continentes para discutir sobre la protección de menores y adultos vulnerables, “la Iglesia reiterará su firme voluntad de continuar, con toda su fuerza, en el camino de la purificación”. 

Reunión mundial anti pedofilia en el Vaticano 

“La Iglesia -continuó- se cuestionará, valiéndose también de expertos, sobre cómo proteger a los niños; cómo evitar tales desventuras, cómo tratar y reintegrar a las víctimas; cómo fortalecer la formación en los seminarios”.

El objetivo manifiesto es “transformar los errores cometidos en oportunidades para erradicar este flagelo no solo del cuerpo de la Iglesia sino también de la sociedad”.

De hecho, “si esta gravísima desgracia ha golpeado algunos ministros consagrados, la pregunta es: ¿Cuánto podría ser profunda en nuestra sociedad y en nuestras familias?”, cuestionó. 

Por eso, señaló, “la Iglesia no se limitará a curarse a sí misma, sino que tratará de afrontar este mal que causa la muerte lenta de tantas personas, a nivel moral, psicológico y humano”. 

No esconder la herida, gracias a la prensa

Así enlazó con otro de los “peligros” de esconder esta “herida” de los abusos y atacar a la prensa – incluso también “dentro de la iglesia”- por hacer su trabajo, acusando a los “agentes de la comunicación de “ignorar la gran mayoría de los casos de abusos, que no son cometidos por ministros de la Iglesia”. 

Ahí, Francisco citó “las estadísticas que hablan de más del 95%”, pero que no justifican ir contra los periodistas y “acusándolos de querer dar de forma intencional una imagen falsa, como si este mal golpeara solo a la Iglesia católica”. 

En cambio, agradeció “sinceramente a los trabajadores de los medios que han sido honestos y objetivos y que han tratado de desenmascarar a estos lobos y de dar voz a las víctimas”. 

Aceptó que “incluso si se tratase solo de un caso de abuso ―que ya es una monstruosidad por sí mismo― la Iglesia pide que no se guarde silencio y salga a la luz de forma objetiva, porque el mayor escándalo en esta materia es encubrir la verdad”. 

El Papa hizo otra comparación bíblica y recordó al profeta Natán hizo entender a David“la gravedad de su pecado”. 

“Hoy necesitamos nuevos Natán que ayuden a muchos David a despertarse de su vida hipócrita y perversa”. 

Y exhortó a los comunicadores y periodistas: “Por favor, ayudemos a la santa Madre Iglesia en su difícil tarea, que es reconocer los casos verdaderos, distinguiéndolos de los falsos, las acusaciones de las calumnias, los rencores de las insinuaciones, los rumores de las difamaciones”. 

Lobos abusadores vestidos de oveja

En su extenso discurso a la Curia Romana, aceptó que se trata de una “tarea muy difícil” porque “los verdaderos culpables saben esconderse tan bien que muchas esposas, madres y hermanas no pueden descubrirlos entre las personas más cercanas: esposos, padrinos, abuelos, tíos, hermanos, vecinos, maestros…”. 

Sostuvo además que estos depredadores saben elegir bien a las víctimas”, y estas “a menudo prefieren el silencio e incluso, vencidas por el miedo, se ven sometidas a la vergüenza y al terror de ser abandonadas”. 

Infidelidad de quien traiciona la vocación

En otro momento, denunció otra aflicción para la Iglesia: la infidelidad de quienes traicionan su vocación, su juramento, su misión, su consagración a Dios y a la Iglesia”. 

Se refirió a “aquellos que se esconden detrás de las buenas intenciones para apuñalar a sus hermanos y sembrar la discordia, la división y el desconcierto”. 

Advirtió de esas “personas que siempre encuentran justificaciones, incluso lógicas y espirituales, para seguir recorriendo sin obstáculos el camino de la perdición”. 

De esta manera, los comparó a Judas Iscariote: “para hacer resplandecer la luz de Cristo, todos tenemos el deber de combatir cualquier corrupción espiritual”.  

Francisco insistió que “se trata de una ceguera cómoda y autosuficiente donde todo termina pareciendo lícito: el engaño, la calumnia, el egoísmo y tantas formas sutiles de autorreferencialidad, ya que “el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz” (2 Co 11,14)”. 

En el discurso a la curia del año 2017, el Papa había advertido sobre el “cáncer” que representa la “degeneración lógica de las intrigas” y el daño que hacen los “traidores de la confianza” en la Curia. Y en 2015, pronunció otro histórico discurso sobre las 15 enfermedades de la Curia Romana.

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