El Pontífice inició hoy un nuevo ciclo de catequesis centradas en el “Padre nuestro”El papa Francisco explicó hoy que se necesita de un corazón humilde para rezar a Dios. Indicó que Jesús rezó incluso en la cruz antes de morir como le enseñó su mamá, la Virgen María, y, en el lado opuesto, presentó la oración inoportuna del fariseo que con el corazón frío rezaba juzgando a los demás y no agrada a Dios.
“¡Incluso si hemos estado orando durante tantos años, siempre debemos aprender!”, dijo el Papa en la audiencia general de este miércoles 5 de diciembre en el Aula Pablo VI del Vaticano.
El Papa animó “a pedir a Dios como hicieron los discípulos: “Señor, enséñanos a rezar”, para que nuestra oración no sea rutinaria ni egoísta, sino encarnada en nuestra vida y que sea agradable a nuestro Padre del cielo”.
La oración humilde es siempre escuchada por el Señor
“¡El primer paso para rezar es ser humilde! Ir al Padre y decirle: ¡Padre! Ir a la Virgen, mírame, soy un pecador, soy débil, soy malo… Cada uno sabe que decir. Pero, siempre se comienza con la humildad. ¡El Señor escucha!”, predicó el Papa Francisco, tras reflexionar sobre los diez mandamientos en las pasadas audiencias generales, inició un nuevo ciclo de catequesis centradas en el “Padre nuestro”.
El Papa insistió que “sería bonito” si en este tiempo de adviento, los días de preparación a la navidad, el nacimiento de Jesús, todos pudieran repetir: “¡Maestro, enséñanos a orar!”. “E ir más allá y orar mejor, pero pedírselo al Señor”. “Él seguramente no dejará sin escuchar nuestras invocaciones”, añadió.
En la catequesis, el Papa recuerda el Evangelio de san Marcos que “narra una jornada de Jesús, en la que pasó todo el día predicando y curando enfermos, sin embargo, la noche la dedicó a la oración”, expresó.
Jesús rezaba como su mamá le enseñó
El Papa indicó que toda la vida de Jesús estaba marcada por la oración que era “entrar en la intimidad con el Padre, que lo sostenía en su misión, como sucedió en Getsemaní, donde recibió la fuerza para emprender el camino de la cruz”.
Francisco dijo que Jesús rezaba como cualquier hombre. “Las últimas palabras de Jesús, ante de espirar en la cruz, son las frases tomadas de los salmos. Es decir, de la oración de los hebreos, rezaba con las oraciones que la mamá le había enseñado”.
Jesús enseña a sus discípulos a rezar cuando ellos se lo piden, pues “no es celoso de su intimidad con el Padre, sino que vino precisamente a introducirnos en esta relación”.
Las mejores imágenes de la audiencia del Papa Francisco:
La oración inoportuna del fariseo
El Papa subrayó que “la oración del hombre”, es “quizás uno de los misterios más densos del universo”. “Y ni siquiera sabemos si las oraciones que dirigimos a Dios son en realidad aquellas que Él quiere escuchar”.
Entonces, Francisco cita la Biblia que da testimonio de oraciones inoportunas, que eventualmente son rechazadas por Dios: “solo recuerda la parábola del fariseo y el publicano”. “Solo este último regresa a casa del templo justificado”, constató.
Luego sin hojas en la mano, dijo al publico: “El fariseo era orgulloso y le gustaba que la gente lo viera rezar y fingía que rezaba y su corazón era frío. Y Jesús dice que el fariseo no fue justificado. “Porque el que se hace grande será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” (Lucas 18,14)”.
Jesús prefería rezar que la fama
En otro momento, aseguró que Jesús era “un hombre de oración”. “Si bien experimentaba la urgencia de predicar y de salir al encuentro de la multitud, buscaba momentos de soledad para rezar”.
Francisco ilustra que Jesús fue seguido por “multitudes oceánicas”, y no le importó la fama. “Sin embargo, Él se desvincula; no termina siendo rehén de las expectativas de quienes lo han elegido como líder”. Y advierte que “hay un peligro para los líderes: apegarse demasiado a la gente, no mantener las distancias”.
Jesús se da cuenta y “no termina rehén” de la gente y en “la primera noche en Cafarnaún demuestra ser un Mesías original”. El Papa describe a Jesús que busca a la gente, viaja por varios lugares para buscar a las personas, pues “no es la gente que lo busca, sino es, sobre todo, Él a buscar a los otros”. Jesús no mete raíces, sino que es “peregrino” en los caminos de Galilea. Y también “peregrino hacia el Padre, es decir: rezando. En camino de oración. Jesús reza”.
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