Una voluntaria grabó el momento y los niños jugaron sin imaginar que iba a verles alguien muy importante.
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Eritrea, en el cuerno de África, vive una situación extremadamente difícil que se agrava con los años. Desde 1995 el país está sometido a la voluntad de un presidente del que poco se sabe, solo que arma y rearma al ejército, mientras deja que la población padezca hambre y penuria. La falta absoluta de libertades y oportunidades domina.
Ante esto, cada mes más de 3.000 jóvenes huyen del país y piden asilo político en algún otro Estado del mundo, donde quiera que les acojan. Este fue el caso de la mamá de Zeiba, de 7 años, y Khedir, de 5. Abandonó su tierra con ellos y otros dos hijos, y pidió el estatuto de refugiados en Canadá.
No ha sido fácil para esta familia pasar de su tierra, con un clima tropical y altas temperaturas todo el año, al invierno de Norteamérica. Pero nadie como los niños para adaptarse enseguida al cambio y mostrar ilusión por cada descubrimiento.
Hace pocos días, Rebecca, una voluntaria de Rippe Reffugee, la asociación privada canadiense que les atiende, colgó un vídeo en el que se ve a Zeiba y Khedir disfrutando en medio de la nevada. Era la primera vez que veían cómo caen los copos y los hermanitos juegan y bailan en el jardín de la casa donde se encuentran. Su alegría es contagiosa.
El vídeo se hizo viral y hasta el presidente de Canadá, Justin Trudeau, se hizo eco de ello. En su Twitter felicitó a la voluntaria por la labor de integración y añadió bromeando: “Solo queda convencerles de lo agradable que es recogerla (se refería a la nieve) con una pala”.
Canadá es uno de los países que siempre ha mostrado disposición a atender a los refugiados. En esta línea, en enero de 2017 el actual presidente manifestó: “A aquellos que huyen de la persecución, del terror y la guerra, los canadienses les damos la bienvenida, independientemente de su religión. La diversidad es nuestra fortaleza. Bienvenidos a Canadá”.
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