El papa Francisco pidió la “colaboración activa” de los científicos para buscar soluciones ante la “inmensa crisis” de los “cambios climáticos y de la amenaza nuclear”, además de convencer a los gobiernos de abandonar los “armamentos” de destrucción y aludió a su propio testamento.
“Que también yo pueda agradecer a Dios, como hizo San Juan Pablo II en su testamento, porque en mi pontificado se salve al mundo de la inmensa tragedia de una guerra atómica”, dijo el Pontífice a 80 científicos participantes en la Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias y recibidos en el Vaticano el 12 de noviembre de 2018.
“En la línea de mis Predecesores, reafirmo la fundamental importancia de comprometerse a favor de un mundo sin armas nucleares y pido como – hizo San Pablo VI y San Juan Pablo II – a los científicos la colaboración activa con el objetivo de convencer a los gobiernos de la inamisible ética de tales armamentos debido a los daños irreparables que estos causan a la humanidad y al planeta”.
Por ende, reiteró la necesidad de un “desarme” del que no se habla hoy en las mesas donde se “toman las grandes decisiones”.
También alertó del peligro para la salud y el medio ambiente: “la salud está en peligro por todas las actividades humanas que utilizan combustibles fósiles y la deforestación del planeta”.
Francisco exhortó a la comunidad científica a “proponer soluciones válidas y persuadir a las empresas y sus líderes” para actuar sobre esos riesgos. Y confía que encuentren “visiones estratégicas” en el estudio de los problemas en profundidad.
A los científicos indicó que “es su vocación identificar desarrollos innovadores en todas las disciplinas principales de la ciencia básica y reconocer las fronteras entre los diversos sectores científicos, en particular en física, astronomía, biología, genética y química. Esto es parte del servicio que ofrecen a la humanidad”.
Instó a trabajar en el “desarrollo que sea integral y sostenible al mismo tiempo” y un “cambio de estilos de vida”. “Superar el hambre y la sed, la alta mortalidad y la pobreza, especialmente entre los ochocientos millones de necesitados y excluidos de la Tierra”.
El Pontífice anotó que “hay una falta de voluntad política y determinación para detener la carrera de armamentos y poner fin a las guerras, para avanzar urgentemente hacia energías renovables, a programas para garantizar agua, alimentos y salud para todos, invertir por el bien común el enorme capital que permanece inactivo en los paraísos fiscales”.
“La Iglesia no espera que la ciencia siga solo los principios de la ética, que son una herencia inestimable de la raza humana. Espera un servicio positivo, que podemos llamar la “caridad del conocimiento” expresado por San Pablo VI.
Invitó a los científicos a ser amigos de la ciencia y defensores de los pueblos para que lleguen a todos, los beneficios del logro del conocimiento humano, especialmente “en materia de nutrición, salud, educación, conectividad, bienestar y paz”.
Los participantes de la Plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias están reunidos en el Vaticano para reflexionar sobre la transformación del papel de la ciencia en la sociedad: Desde las ciencias emergentes a las soluciones para el bienestar de las personas . La reunión tiene lugar en la Casina Pío IV del Vaticano del 12 al 14 noviembre de 2018.
Hoy celebramos a...